Envejecimiento y cáncer: una sorprendente relación bidireccional

Un nuevo estudio ha demostrado que la relación entre el envejecimiento y el cáncer puede ser más íntima y compleja de lo que se pensaba. De hecho, algunos aspectos del envejecimiento celular pueden dificultar el desarrollo del cáncer.

Aunque la edad avanzada aumenta el riesgo de cáncer, un estudio reciente revela una relación más compleja.

Con un vasto análisis de datos genéticos, un grupo de científicos ha demostrado que la firma genética del tejido envejecido es muy diferente a la del tejido canceroso.

Esto es importante porque los niveles de actividad de ciertos genes pueden influir en el comportamiento de las células dentro de los tejidos y, en última instancia, en el desarrollo de enfermedades como el cáncer.

A medida que envejecemos, más y más células se vuelven inactivas, lo que significa que ya no crecen, se dividen ni se renuevan.

Este es un proceso llamado senescencia celular, y la proporción de células senescentes en nuestro cuerpo aumenta con la edad.

En el estado irreversible de senescencia celular, cesa la división celular. Por el contrario, el cáncer es una enfermedad definida por la división celular descontrolada que conduce a la formación de tumores.

Anteriormente, los expertos suponían que los tejidos envejecidos tienen más probabilidades de volverse cancerosos debido a la acumulación de múltiples mutaciones en los genes causantes del cáncer.

Sin embargo, el estudio reciente muestra que, a pesar de esta acumulación, es probable que las células senescentes también obstaculicen el desarrollo del cáncer; esto se debe a que los procesos que hacen que las células crezcan, se dividan y se renueven se desactivan durante la senescencia.

El equipo detrás de esta investigación ha publicado sus hallazgos en la revista Célula de envejecimiento.

¿Qué encontró el estudio?

El grupo de investigación, dirigido por el profesor João Pedro de Magalhães, de la Universidad de Liverpool, en el Reino Unido, analizó y comparó las firmas genéticas de genes implicados en el envejecimiento. En total, analizaron los genes implicados en la progresión del cáncer en nueve tejidos humanos.

Específicamente, investigaron qué tan activos eran estos genes en cada tejido para identificar cualquier patrón de actividad que pudiera relacionar el envejecimiento con el desarrollo del cáncer.

Curiosamente, los investigadores encontraron que los niveles de genes activos que contribuyen a la senescencia celular eran muy diferentes de los de los genes activos involucrados en la progresión del cáncer.

En la mayoría de los tejidos, los patrones de actividad de los genes del cáncer y el envejecimiento cambiaron en direcciones opuestas. En otras palabras, mientras que algunos genes del envejecimiento eran más activos, algunos genes del cáncer eran menos activos. Esto fue cierto en todos los tejidos, excepto en los tejidos de la tiroides y el útero, donde tanto los genes del envejecimiento como los genes del cáncer cambiaron en la misma dirección.

Además, las firmas genéticas de la senescencia celular cambiaron en la misma dirección que los genes del envejecimiento, en la dirección opuesta a los genes del cáncer.

¿Qué genes estaban cambiando?

Cada gen es parte de un proceso celular más amplio que permite a la célula mantener la homeostasis, un estado de estabilidad.

En este estudio, los investigadores también analizaron los tipos de actividad de los que eran responsables los genes.

El equipo descubrió que los genes con actividad que más estaba cambiando estaban involucrados en procesos importantes, como la regulación del ciclo celular y el sistema inmunológico.


En el conjunto de genes del envejecimiento, los genes implicados en la división celular no eran tan activos, mientras que, en el conjunto de genes del cáncer, estos genes eran mucho más activos.

Esto es interesante porque los cambios en la actividad genética durante el envejecimiento y la senescencia pueden estar relacionados con una disminución en la tasa de división celular, conocida como proliferación; en el conjunto de datos sobre el cáncer, sin embargo, los científicos encontraron un cambio hacia una mayor proliferación celular.

Los genes involucrados en el sistema inmunológico también son importantes, porque otro síntoma del cáncer es la inflamación, que es una respuesta inmunitaria.

Dado que el sistema inmunológico desempeña un papel en la prevención del cáncer, la función inmunológica comprometida con la edad podría permitir que las células cancerosas evadan el sistema inmunológico.

¿Qué significa esto para el tratamiento futuro?

Estos resultados demuestran una relación muy compleja entre el cáncer y el envejecimiento.

Por un lado, el envejecimiento puede contribuir al desarrollo del cáncer y, por otro, algunos mecanismos celulares implicados en el envejecimiento también pueden contribuir a inhibir la progresión del cáncer.

Los investigadores creen que esto podría explicar por qué la incidencia de cáncer se estabiliza hacia el final de la vida, mientras que el riesgo de cáncer aumenta en las décadas anteriores.

Estos resultados también muestran que la actividad genética que vincula el envejecimiento y el cáncer es específica de los tejidos.

El profesor de Magalhães explica que el trabajo de su equipo "desafía la visión tradicional sobre la relación entre el cáncer y el envejecimiento, y sugiere que los procesos de envejecimiento pueden obstaculizar el desarrollo del cáncer".

"Tienes estas dos fuerzas opuestas: las mutaciones que impulsan el cáncer y la degeneración de los tejidos que lo obstaculizan".

Prof. João Pedro de Magalhães

Este estudio adoptó un enfoque de todo el genoma para analizar los genes comunes involucrados en el envejecimiento y el cáncer. Los hallazgos pueden representar un importante trampolín para comprender mejor los dos procesos.

Sin embargo, este estudio no ha identificado si las personas con diferentes niveles de actividad genética son más o menos propensas a desarrollar cáncer.

Al mismo tiempo, es importante tener en cuenta que algunas personas envejecen más lentamente que otras. ¿Los resultados de este estudio sugieren que estas personas tienen más probabilidades de desarrollar cáncer? Aunque quedan muchas preguntas por responder, esta investigación puede ser un paso en la dirección correcta.

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