Riesgo de alcoholismo y demencia: una relación compleja

Aunque el alcohol ha sido popular durante milenios y la demencia es cada vez más frecuente, los científicos aún deben comprender la relación entre los dos. Un estudio reciente busca respuestas.

Un nuevo estudio analiza la relación entre la demencia, el alcohol, los genes y el deterioro cognitivo.

Dado que se prevé que la demencia afectará a 13,9 millones de adultos en los Estados Unidos para 2060, es más urgente que nunca comprender por qué se desarrollan estas afecciones.

Los científicos han descubierto ciertos factores que aumentan el riesgo de desarrollar demencia. Algunas, como la edad avanzada, no se pueden prevenir. Sin embargo, es posible evitar otros posibles factores de riesgo, como fumar tabaco.

Es esencial identificar los factores de riesgo modificables, ya que comprenderlos podría ayudar a prevenir o retrasar la aparición de la demencia.

Recientemente, los investigadores diseñaron un estudio para buscar vínculos entre la demencia y el consumo de alcohol en adultos mayores. Publicaron sus hallazgos en Red JAMA abierta.

¿Qué sabemos ya?

Quizás sorprendentemente, como explican los autores, "sabemos poco acerca de las asociaciones independientes de la cantidad y la frecuencia del consumo de alcohol con el riesgo de demencia".

Aunque algunos estudios han investigado el alcohol y la demencia de manera más amplia, todavía existen lagunas sustanciales en nuestra comprensión. Por ejemplo, en un estudio anterior, los investigadores calcularon el consumo de alcohol como un promedio diario durante cada año.

Al usar un promedio diario de esta manera, se pierden los matices de la cantidad y frecuencia de alcohol.

Éste es un punto importante. Por ejemplo, beber 7 vasos de cerveza 1 día a la semana probablemente tenga un impacto diferente que beber 1 vaso de cerveza cada noche, todos los días de la semana; aunque la cantidad consumida es la misma.

Los autores de otro estudio concluyeron que el consumo excesivo de alcohol en la mediana edad aumenta el riesgo de demencia. Sin embargo, todavía no está claro si beber regularmente cantidades más pequeñas de alcohol tiene el mismo efecto.

Otros estudios enturbian aún más el agua al observar los vínculos entre el alcohol, el riesgo de demencia y la presencia de apolipoproteína E4 (APOE E4). Esta variante genética tiene asociaciones con un mayor riesgo de desarrollar Alzheimer.

Un estudio anterior concluyó que el consumo de alcohol aumenta el riesgo de demencia y que las personas con la variante APOE E4 tienen una mayor probabilidad de desarrollar demencia.

Otra incógnita es cómo el alcohol influye en el riesgo de demencia para las personas con deterioro cognitivo leve (DCL). Los científicos consideran que el DCL es la etapa entre el deterioro cognitivo normal relacionado con la edad y la demencia.

El estudio actual se propuso responder a las preguntas anteriores.

Datos sobre alcohol y demencia

Para investigar, los científicos profundizaron en un conjunto de datos existente, extrayendo la información de 3.021 participantes, con una edad promedio de 72 años.

El Estudio de Evaluación de la Memoria de Ginkgo de 2000–2008 proporcionó los datos.

Al comienzo del estudio, los participantes proporcionaron información sobre la cantidad de alcohol que consumían, la frecuencia con la que bebían y los tipos de bebidas que consumían: cerveza, vino o licor.

Según los autores, al comienzo del estudio, cada participante pasó por "una batería neuropsicológica integral de 10 pruebas". Estos evaluaron una variedad de funciones cognitivas y los participantes completaron las pruebas cada 6 meses.

Los científicos aislaron ADN de muestras de sangre para identificar a los portadores de la variante APOE E4.

Junto con los datos genéticos y los detalles sobre el consumo de alcohol, los científicos también recopilaron información sobre la presión arterial, el peso corporal, la altura, los antecedentes de enfermedades cardíacas y el tabaquismo. También hicieron preguntas para estimar la frecuencia con la que cada participante participaba en las interacciones sociales.

Quedan muchas lagunas

De los 3.021 participantes, 2.548 no tenían DCL y 473 tenían DCL. Durante aproximadamente 6 años de seguimiento, 512 participantes recibieron un diagnóstico de demencia.

Los autores encontraron que, entre los que no tenían DCL, ninguna cantidad de consumo de alcohol aumentaba el riesgo de demencia en comparación con los que bebían menos de una bebida por semana.

Cuando analizaron al grupo de personas con deterioro cognitivo leve, fue una historia similar; no hubo diferencia estadísticamente significativa.

Sin embargo, el riesgo de demencia pareció ser más alto para las personas con DCL que bebían 14 tragos por semana en comparación con aquellos que bebían menos de un trago por semana, un aumento del riesgo relativo del 72%.

Los autores también señalan algunas diferencias asociadas con los patrones de consumo de alcohol:

"El consumo de alcohol en cantidades muy bajas se asoció con un menor riesgo de demencia que el consumo infrecuente de grandes cantidades entre los participantes sin DCL al inicio del estudio".

Aunque los autores desean subrayar los impactos negativos del consumo excesivo de alcohol en la salud del cerebro y la salud en general, también señalan que:

“[Nuestros] hallazgos brindan cierta tranquilidad de que el consumo de alcohol dentro de los límites recomendados no se asoció con un mayor riesgo de demencia entre los adultos mayores con cognición inicial normal”.

Cuando los investigadores investigaron el impacto potencial de APOE E4, no encontraron ningún efecto significativo, lo que refleja varios estudios anteriores. Los autores teorizan que la falta de efecto podría deberse a que la asociación es más pronunciada en poblaciones más jóvenes; piden una mayor investigación.

En conclusión, el estudio actual ofrece pocas respuestas sólidas. Sin embargo, confirma que la relación entre el alcohol y la demencia es compleja y probablemente requiera mucha más investigación.

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