Investigación sobre el dolor crónico: vincular la psicología, la sociología y la neurociencia

A pesar de su prevalencia, los científicos no saben por qué algunas personas desarrollan dolor crónico. Un nuevo estudio aborda esta cuestión desde todos los ángulos, explorando el papel del dinero y la mente.

El dolor crónico afecta a más del 20% de los adultos en los EE. UU.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el dolor crónico afecta a alrededor de 1 de cada 5 adultos en los Estados Unidos.

Casi la mitad de estas personas informan que el dolor limita con frecuencia sus actividades diarias.

Los científicos han relacionado el dolor crónico con la adicción a los opioides, la ansiedad, la depresión y la reducción de la calidad de vida, entre otras cosas.

A lo largo de los años, los investigadores han intentado comprender el dolor crónico abordándolo desde diferentes ángulos.

Por ejemplo, algunos han explorado los aspectos sociológicos del dolor crónico, buscando factores de riesgo social, como ingresos más bajos o situación laboral.

Otros han analizado el papel de los rasgos psicológicos. Por ejemplo, según los autores del último estudio, algunos estudios más antiguos han llegado a la conclusión de que catastrofizar el dolor y el miedo al dolor son "fuertes predictores del dolor crónico".

De hecho, los autores explican que muchos ahora consideran los factores psicológicos como "mejores predictores de la discapacidad por dolor crónico que la propia lesión".

Sin embargo, pocos estudios intentan combinar la psicología, la actividad cerebral y los factores económicos.

Atar cabos sueltos

El último artículo de estudio, que ahora aparece en la revista PLOS Biología, se propuso unir los hilos y formular una forma de desarrollar una visión más holística del dolor crónico.

En primer lugar, el equipo evaluó cómo los rasgos psicológicos relacionados con el dolor crónico interactúan con los tipos generales de personalidad. En segundo lugar, utilizaron exploraciones de resonancia magnética funcional (fMRI) para ver si podían identificar patrones de actividad relacionados con el dolor crónico.

En tercer lugar, debido a que los investigadores ya han identificado que los factores socioeconómicos desempeñan un papel en el dolor crónico, los agregaron a la ecuación.

Los científicos tomaron datos de un ensayo controlado aleatorio que incluyó a personas con dolor de espalda crónico. Todos los participantes completaron cuestionarios en profundidad que recopilaron información sobre rasgos de personalidad y factores socioeconómicos.

Para el estudio, 62 participantes visitaron el laboratorio en seis ocasiones; en cuatro de esas ocasiones, se sometieron a una resonancia magnética funcional en estado de reposo. Otros 46 participantes completaron los cuestionarios pero no tenían un escáner cerebral.

Los escáneres de resonancia magnética funcional en estado de reposo miden la actividad cerebral cuando una persona no está involucrada en una tarea cognitiva. Estos escaneos brindan información sobre la organización funcional del cerebro.

Los autores del estudio encontraron cuatro grupos de características o dimensiones dentro de los participantes. Dos de estas dimensiones, a las que llamaron Dolor-rasgo y Emote-rasgo, parecían particularmente influyentes.

Rasgo de dolor y rasgo de emoción

El rasgo del dolor abarca los factores tradicionales que los científicos ya creen que aumentan la gravedad del dolor crónico, como el catastrofismo sobre el dolor y el miedo al dolor. Los individuos con esta dimensión tenían más probabilidades de informar un dolor más intenso.

Sin embargo, el rasgo emocional parecía ser protector; esta dimensión incluye optimismo, niveles más bajos de neuroticismo y una capacidad de atención plena.

Según los autores, Emote-trait "parece compensar y contrarrestar el impacto emocional negativo del dolor crónico".

Estas dimensiones también se reflejaron en las exploraciones de resonancia magnética funcional en estado de reposo y coincidieron con lo que los autores denominan "neurotraits". Estos neurotraits parecían ser estables y los investigadores los observaron en los cuatro escáneres cerebrales.

Las redes que se activaron como parte de estos neurotraits no se limitaron a las áreas del cerebro que se ocupan del dolor. En cambio, se extendieron a regiones que los científicos creen que juegan un papel en la catastrofización, por ejemplo.

El papel de los ingresos

El equipo descubrió que las personas con ingresos más altos estaban protegidas contra el dolor crónico. Aquellos con ingresos más bajos informaron puntajes de dolor más altos y una mayor discapacidad. Estos resultados se hacen eco de los de trabajos anteriores en una línea similar.

Por ejemplo, un estudio que analizó el papel de la estabilidad financiera en la experiencia del dolor crónico de las personas concluyó que “las dificultades económicas se asociaron no solo con una mayor exposición a las preocupaciones financieras diarias, sino también con una mayor vulnerabilidad al dolor en los días en que las se experimentaron preocupaciones ".

Como explican los autores del nuevo artículo, esta relación con los ingresos podría deberse a otros factores que no cubrieron en este estudio, como la educación, la política y la cultura.

Independientemente, concluyen que los hallazgos refuerzan la idea de que "la experiencia del dolor crónico no solo tiene sus raíces en la biología, sino que también está íntimamente arraigada en la sociedad".

Los autores notan varias limitaciones del estudio. Por ejemplo, excluyeron a las personas con depresión moderada o severa, lo que, creen, podría “limitar la generalización” de las conclusiones.

En proyectos futuros, a los investigadores les gustaría agregar más profundidad a sus cuestionarios; este estudio no tuvo en cuenta una amplia gama de factores potencialmente importantes, como el entorno laboral, el estado civil y el acceso a la atención médica.

Además, el estudio incluyó solo una pequeña cantidad de participantes, todos los cuales tenían dolor de espalda crónico.Es posible que los hallazgos no se extiendan a la población en general ni a otros tipos de dolor crónico. Sin embargo, estos hallazgos ofrecen un punto de partida para futuras investigaciones; El enfoque del equipo proporciona una nueva forma de investigar esta condición poco comprendida.

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