Depresión en los niños: lo que debe saber

La depresión es más que tristeza y puede ser una enfermedad grave y potencialmente mortal. Incluso los niños muy pequeños pueden desarrollar depresión, por lo que los padres y cuidadores deben tomarse la afección en serio.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el 3,2% de los niños de entre 3 y 17 años en los Estados Unidos tienen un diagnóstico de depresión. Es probable que esta cifra subestime lo común que es la depresión entre los jóvenes.

Un análisis de 2018 enfatiza que la depresión está infradiagnosticada en los niños y que solo el 50% de los adolescentes deprimidos reciben un diagnóstico antes de la edad adulta. La tasa de suicidios ha aumentado en las últimas dos décadas, incluso entre los niños.

Es vital tener en cuenta que los síntomas de la depresión también son altamente tratables, especialmente cuando un niño tiene el apoyo adecuado de los cuidadores cariñosos.

En este artículo, obtenga más información sobre la depresión en los niños, incluidos los signos, síntomas y cómo encontrar ayuda.

Signos y síntomas

La abstinencia y la baja motivación son síntomas comunes de la depresión infantil.

Los niños con depresión pueden sentirse tristes o desesperanzados. La depresión, sin embargo, es mucho más que tristeza. Puede afectar muchos aspectos del comportamiento o el estado de ánimo de un niño.

Los niños pequeños pueden quejarse de síntomas físicos, como dolores de estómago frecuentes, en lugar de dolor emocional. También pueden temer la separación de sus padres, desarrollar problemas de conducta o parecer agitados e inquietos.

Algunos otros síntomas de la depresión infantil incluyen:

  • Pérdida de interés en las actividades que un niño disfrutaba una vez.
  • retiro
  • baja motivación
  • cambios en los hábitos de sueño, como dormir muy poco o demasiado
  • cambios en los hábitos alimenticios, como comer en exceso o no comer lo suficiente
  • huyendo
  • tener pensamientos o hablar sobre el suicidio
  • interés en la muerte
  • regalando cosas
  • sentirse desesperanzado
  • baja autoestima
  • problemas para concentrarse
  • problemas nuevos o que empeoran en la escuela, con hermanos o amigos
  • uso de alcohol o drogas, especialmente entre los adolescentes

Factores de riesgo

La depresión es una enfermedad compleja con causas biológicas, psicológicas y sociales. Esto significa que muchos factores contribuyen a la depresión, entre ellos:

  • genética
  • alteraciones en la química cerebral
  • personalidad
  • factores ambientales, como trauma y estrés

La probabilidad de depresión es mayor en niños que tienen varios factores de riesgo.

Algunos factores de riesgo de depresión en los niños incluyen:

  • ser mujer al considerar la adolescencia
  • antecedentes familiares de depresión
  • nacer de una madre menor de 18 años
  • historial de estrés o trauma, incluido el conflicto entre los padres o cuidadores del niño
  • problemas de sueño
  • problemas médicos, especialmente enfermedades crónicas, como asma
  • sobrepeso u obesidad
  • falta de habilidades de afrontamiento
  • estilo de pensamiento negativo
  • Autoconciencia
  • malas relaciones con amigos
  • dificultades escolares
  • pérdida reciente, como cambiar de escuela o la muerte de un ser querido
  • bajo peso al nacer

No hay forma de predecir quién experimentará o no depresión. Algunos niños con muchos factores de riesgo nunca desarrollan depresión, mientras que otros con pocos o ningún factor de riesgo aparente sí lo hacen.

Diagnóstico

Ninguna prueba de sangre o de imágenes puede detectar la depresión. En cambio, un profesional de la salud mental, por ejemplo, un psiquiatra, un terapeuta o un trabajador social, le preguntará sobre los síntomas y el comportamiento del niño.

Al observar los síntomas del niño, el médico determinará si tiene depresión, otra afección de salud mental o ambos.

Los médicos pueden ayudar al médico a hacer un diagnóstico manteniendo una lista de síntomas. Deben estar preparados para responder preguntas sobre la historia del niño, cuándo aparecieron los primeros síntomas y si hay antecedentes familiares de depresión.

Es posible que el proveedor desee reunirse con el niño a solas porque es posible que algunos niños, especialmente los adolescentes, no se sientan cómodos hablando de todos sus síntomas frente a otros.

Tratamiento

El tratamiento para la depresión puede incluir terapia, medicación, cambios en el estilo de vida y asesoramiento familiar.

Muchas personas necesitan probar varias estrategias de tratamiento antes de encontrar una que les funcione. Es útil asegurarse de que el niño reciba terapia y apoyo integral de salud mental además de medicamentos u otros tratamientos para garantizar que obtenga los mejores resultados.

Un médico puede recomendar:

  • asesoramiento familiar si hay problemas familiares o antecedentes de trauma
  • educación sobre la depresión y la mejor manera de ayudar
  • medicamentos antidepresivos
  • aumento de la actividad, ya que algunas personas alivian la depresión con el ejercicio
  • Terapia individual para ayudar al niño a manejar mejor sus emociones y estrés.

Un tratamiento eficaz debe evitar estigmatizar al niño o castigarlo por comportamientos que provienen de la depresión.

Apoyar a un niño con depresión

Los padres y cuidadores pueden preocuparse de haber causado la depresión del niño o creer que pueden curarla con amor o disciplina. La depresión es una enfermedad compleja y rara vez tiene una causa.

Un ser querido no puede curar la depresión de un niño, del mismo modo que no puede curar una condición física, por ejemplo, la diabetes. En cambio, los padres deben centrarse en crear un entorno de apoyo en el que el niño pueda recuperarse.

Es posible que las personas quieran probar estas estrategias:

  • Incluya al niño como participante activo en su tratamiento. Anímelos a participar en la toma de decisiones tanto como sea posible.
  • Pregúntele al niño sobre los efectos secundarios de su medicamento y trabaje con él para encontrar tratamientos que sean efectivos.
  • Anime al niño a hablar sobre sus sentimientos y a escuchar sin juzgar. No le diga al niño cómo debe sentirse.
  • Cree una vida hogareña lo más estable y segura posible. Minimice el conflicto entre adultos y otros miembros de la familia, y trabaje para ayudar al niño a manejar los traumas recientes.
  • Eduque a otros miembros de la familia sobre la depresión para que puedan ofrecer apoyo y ayuda.

Para obtener consejos sobre cómo ayudar a un adolescente con depresión, haga clic aquí.

Condiciones relacionadas

Los padres a veces creen erróneamente que cualquier signo de angustia mental en los niños significa que el niño tiene depresión.

Los pediatras y otros médicos pueden incluso pasar por alto los signos de otras afecciones de salud mental. En algunos casos, los síntomas de un trastorno pueden parecerse a los de la depresión. Por ejemplo, un niño con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) que tiene dificultades en la escuela puede parecer que se siente desesperado y triste.

Algunas otras afecciones que pueden tener síntomas similares a la depresión en los niños incluyen:

  • TDAH: este diagnóstico común afecta al menos al 9,4% de los niños en los EE. UU. Los niños con TDAH pueden tener problemas para concentrarse, escuchar, recordar tareas y controlar su comportamiento. Algunos también desarrollan ansiedad o depresión.
  • Trastornos de ansiedad: la ansiedad es más común que la depresión, y el 7,4% de los niños ha recibido un diagnóstico de una afección relacionada con la ansiedad.

Ciertas condiciones de salud mental y de comportamiento comúnmente coexisten con la depresión. Según los CDC, el 73,8% de los niños con depresión también tienen ansiedad, mientras que el 47,2% también experimentan problemas de conducta.

Resumen

Los niños con depresión necesitan apoyo y cuidados. Los cuidadores deben recordar que el problema es de naturaleza médica y no es algo que pueda resolverse con disciplina.

Los niños muy pequeños pueden carecer de la capacidad de comunicar sus emociones. Por otro lado, los niños mayores pueden sentirse avergonzados o preocupados por meterse en problemas.

Los adultos pueden ayudar a los niños a recibir el tratamiento adecuado mientras les aseguran que la depresión es tratable y no una falla personal. Un experto en salud mental pediátrica puede ser un recurso valioso para toda la familia.

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