¿Los refrescos afectan la salud ósea de las mujeres?

Un estudio reciente ha identificado una asociación entre el consumo de dos refrescos al día y un mayor riesgo de fractura de cadera en mujeres posmenopáusicas.Sin embargo, debido a que los autores del estudio no pueden probar la causalidad, piden más investigación.

¿La soda afecta la salud ósea? Un estudio reciente se suma a la evidencia.

La osteoartritis, que se caracteriza por huesos progresivamente débiles y quebradizos, afecta predominantemente a los adultos mayores.

Por lo tanto, a medida que las poblaciones occidentales envejecen, la incidencia de osteoporosis aumenta en forma escalonada.

La afección afecta a alrededor de 200 millones de personas en todo el mundo. A medida que se reduce la densidad mineral ósea de una persona, aumenta el riesgo de fracturas.

De hecho, según los autores del artículo de estudio más reciente, a nivel mundial, se produce una fractura osteoporótica cada 3 segundos.

Aunque algunos de los principales factores de riesgo de la osteoporosis son inalterables, como la edad y el sexo, también influyen algunos hábitos de estilo de vida.

Por ejemplo, el consumo de alcohol y el consumo de tabaco aumentan el riesgo. La nutrición también puede desempeñar un papel, y los investigadores están particularmente interesados ​​en la ingesta de calcio.

Un estudio reciente en la revista Menopausia centrado en el impacto del consumo de refrescos.

¿Por qué soda?

Varios estudios anteriores han observado un vínculo entre el consumo de refrescos y la reducción de la densidad mineral ósea en adolescentes y mujeres jóvenes.

Sin embargo, otros estudios que buscaron específicamente una asociación entre los refrescos y la osteoporosis no han identificado una relación significativa. Un estudio encontró vínculos entre la ingesta de refrescos de cola y la osteoporosis, pero no observó el mismo efecto en relación con otros refrescos.

Debido a estas discrepancias, los autores del último artículo se propusieron estudiar los vínculos entre los refrescos y la densidad mineral ósea en la columna y la cadera. También buscaron una relación entre la ingesta de refrescos y el riesgo de fractura de cadera durante un período de seguimiento de 16 años.

Para investigar, los científicos tomaron datos de la Iniciativa de Salud de la Mujer. Este es un estudio nacional en curso que involucra a 161,808 mujeres posmenopáusicas. Para el nuevo análisis, los investigadores utilizaron datos de 72,342 de estos participantes.

Como parte del estudio, los participantes proporcionaron información de salud detallada y datos de un cuestionario que describían los factores del estilo de vida, incluida la dieta. Es importante destacar que el cuestionario de dieta incluía preguntas sobre su ingesta de refrescos con cafeína y sin cafeína.

¿Qué encontraron?

Durante su análisis, los científicos tuvieron en cuenta una variedad de variables con el potencial de afectar los resultados, incluida la edad, el origen étnico, el nivel de educación, los ingresos familiares, el índice de masa corporal (IMC), el uso de terapia hormonal y anticonceptivos orales, la ingesta de café y historia de caídas.

Como era de esperar, observaron una relación entre el consumo de refrescos y las lesiones relacionadas con la osteoporosis. Los autores escriben:

"Para el consumo total de refrescos, los modelos de supervivencia mínima y totalmente ajustados mostraron un aumento del 26% en el riesgo de fractura de cadera entre las mujeres que bebían en promedio 14 porciones por semana o más en comparación con ninguna porción".

Los investigadores explican que la asociación solo fue estadísticamente significativa para los refrescos sin cafeína, que produjeron un aumento del 32% en el riesgo. Aunque el patrón fue similar para los refrescos con cafeína, no alcanzó significación estadística.

Para mayor claridad, los porcentajes anteriores muestran riesgo relativo, no riesgo absoluto.

Los autores del estudio reiteran que el vínculo significativo solo estuvo presente cuando se comparó a las mujeres que bebieron la mayor cantidad de refrescos (al menos dos bebidas por día) con las que no bebieron ninguna. Esto, explican, sugiere "un efecto de umbral en lugar de una relación dosis-respuesta".

También vale la pena señalar que los científicos no encontraron vínculos entre el consumo de refrescos y la densidad mineral ósea.

Limitaciones y teorías

Como se mencionó anteriormente, investigaciones anteriores que buscaban conexiones entre los refrescos y la osteoporosis produjeron resultados contradictorios. Aunque este estudio se beneficia de un gran tamaño de muestra, información detallada y un largo período de seguimiento, no podemos considerar sus resultados definitivos; hay demasiada información contradictoria.

También existen ciertas limitaciones para el estudio. Por ejemplo, como señalan los investigadores, los participantes solo informaron sobre el consumo de refrescos al principio del estudio. Los hábitos alimentarios de las personas pueden cambiar significativamente con el tiempo y el equipo no pudo dar cuenta de esto.

Además, aunque los investigadores controlaron una amplia gama de factores, siempre existe la posibilidad de que un factor no medido participe en esta asociación.

Dicho esto, cuando observamos estudios que involucran a otros grupos de edad, así como estudios que utilizan tanto hombres como mujeres, parece que el consumo de refrescos en general podría influir en la salud ósea de alguna manera.

Los autores del estudio creen que esto podría deberse a que los azúcares añadidos tienen un "impacto negativo en la homeostasis mineral y el equilibrio del calcio".

Otra teoría que describen los autores se refiere a la carbonatación, que es el proceso de disolver el dióxido de carbono en agua. "Da como resultado la formación de ácido carbónico que podría alterar la acidez gástrica y, en consecuencia, la absorción de nutrientes".

Sin embargo, se apresuran a explicar que "aún no se ha explorado si este factor juega un papel en estos hallazgos".

Debido a que la osteoporosis es cada vez más frecuente, la investigación de los factores de riesgo nutricional es más crítica que nunca. Los autores piden más trabajo.

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