Las creencias de los médicos sobre el tratamiento afectan la experiencia del dolor de los pacientes
Una nueva investigación encuentra que el efecto placebo puede ser socialmente contagioso. En otras palabras, las creencias de un médico sobre si un tratamiento para el dolor funcionará o no pueden ejercer una influencia sutil sobre cuánto dolor experimentará realmente el paciente.
La demostración de confianza de un médico en un tratamiento puede hacerlo más eficaz.El poder del placebo puede extenderse más allá de lo que los investigadores creían anteriormente.
Al principio, solo usaban placebos como controles en experimentos con drogas.
Sin embargo, con el tiempo, los placebos demostraron tener valor como tratamientos potenciales por derecho propio.
El dolor, la depresión, la ansiedad, el síndrome del intestino irritable, la enfermedad de Parkinson y la epilepsia son solo algunas de las afecciones que los placebos han demostrado ser prometedores para el tratamiento.
Un nuevo estudio ha examinado otro aspecto fascinante del placebo: ¿Se transmite socialmente, de una persona a otra? ¿Si es así, cómo? Más específicamente, ¿cómo afecta la creencia de un médico sobre los efectos de un medicamento a la experiencia del dolor de su paciente?
Luke Chang, director del Laboratorio de Neurociencia Afectiva Social Computacional del Dartmouth College en Hanover, NH, es el autor correspondiente del nuevo estudio.
Chang y sus colegas han publicado sus hallazgos en la revista. Comportamiento humano de la naturaleza.
Probando el poder del placebo en 3 experimentos
Para estudiar el fenómeno del placebo de transmisión social, los investigadores idearon tres experimentos. Los tres involucraron dos cremas diferentes que estaban destinadas a aliviar el dolor inducido por el calor al dirigirse a los receptores del dolor en la piel de los participantes.
Una de las cremas se llamaba thermedol y la otra era una crema de control. Aunque diferentes en apariencia, ambas cremas eran en realidad placebos, es decir, vaselina sin propiedades analgésicas en absoluto.
Los investigadores pidieron a los estudiantes de pregrado que desempeñaran los roles de "médicos" y "pacientes". Informaron a los "médicos" de los beneficios de las cremas y los condicionaron a creer que el thermedol era mejor para aliviar el dolor que la crema de control.
El primer experimento consistió en 24 pares de "médico-paciente". En cada par, el "paciente" no sabía qué crema era termol y cuál era el control. Sólo el "médico" sabía cuál era la crema "eficaz".
Luego, los investigadores aplicaron las cremas en los brazos de los participantes, seguido de calor que inducía el dolor, para evaluar los efectos de la crema. Todos los participantes recibieron la misma cantidad de calor.
Durante el experimento, todos los participantes usaron cámaras que registraron sus expresiones faciales en las interacciones médico-paciente.
Usando un algoritmo de aprendizaje automático entrenado en señales faciales de dolor, los investigadores pudieron examinar el efecto de señales como cejas levantadas, labios superiores levantados o arrugas en la nariz sobre la efectividad percibida de los tratamientos.
En este experimento, los participantes informaron haber experimentado menos dolor con el termol, y las pruebas de conductancia cutánea sugirieron que en realidad experimentaron menos molestias. Sus expresiones faciales también reflejaron menos dolor con thermedol.
En los otros dos experimentos, los investigadores aplicaron las cremas en diferentes órdenes y llevaron a los médicos a creer que estaban usando thermedol cuando usaban las cremas de control, y viceversa.
Los propios experimentadores también estaban ciegos al estudio, sin saber qué crema era cuál. En estos experimentos, los resultados fueron los mismos.
Cómo las creencias de los médicos afectan los resultados clínicos
En general, en los tres experimentos, los resultados revelaron que cuando los "médicos" creían que un tratamiento era eficaz, los "pacientes" informaban que sentían menos dolor. Sus expresiones faciales y las pruebas de conductancia de la piel también revelaron menos signos de dolor.
Las razones de esto siguen sin estar claras. Sin embargo, los investigadores creen que el contagio social a través de señales faciales es la explicación más probable.
“Cuando el médico pensó que el tratamiento iba a funcionar, el paciente informó que sentía que el médico era más empático”, dice Chang.
“Es posible que el médico se haya mostrado más cálido o más atento. Sin embargo, no sabemos exactamente qué estaba haciendo el médico de manera diferente para transmitir estas creencias de que un tratamiento funciona. Eso es lo siguiente que vamos a explorar ", agrega.
"Sin embargo, lo que sí sabemos es que estas expectativas no se transmiten verbalmente, sino a través de sutiles señales sociales", explica Chang.
“Estos hallazgos demuestran cómo las interacciones sociales sutiles pueden afectar los resultados clínicos. […] [Puede] imaginarse que en un contexto clínico real, si los proveedores de atención médica parecieran competentes, empáticos y seguros de que un tratamiento puede funcionar, el impacto en los resultados del paciente podría ser aún mayor ".
Luke Chang
“Sin embargo, se necesitan más investigaciones para ver cómo se desarrolla esto en el mundo real”, concluye.