El fármaco existente puede ayudar a tratar el cáncer cerebral agresivo
El glioblastoma es un cáncer cerebral agresivo que progresa muy rápidamente y, a menudo, se vuelve resistente al tratamiento. El fármaco de quimioterapia más común utilizado para tratar el glioblastoma, la temozolomida, tiende a no ser tan eficaz como cabría esperar. Pero, ¿podría un medicamento común para el mal de altura mejorar su éxito?
Para mejorar la efectividad de la quimioterapia contra el glioblastoma, los científicos recurren a una ayuda poco probable: un medicamento para el mal de altura.La temozolomida (TMZ) actúa modificando el ADN, de modo que ciertas proteínas que permiten que los tumores crezcan y se expandan no se expresen.
Sin embargo, algunas células tumorales pueden "resistir" la acción de TMZ.
Esto significa que la eficacia del fármaco a menudo es limitada, lo que afecta las tasas de supervivencia de los pacientes.
Pero un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Chicago en Illinois ha hecho un descubrimiento intrigante.
La acetazolamida (marca Diamox), un medicamento comúnmente utilizado para tratar el mal de altura y otros problemas de salud, como el glaucoma e incluso las convulsiones, puede contrarrestar la resistencia de las células del glioblastoma, mejorando así el efecto de TMZ.
El director del estudio, el Dr. Bahktiar Yamini, explica que, si los nuevos hallazgos se mantienen firmes, la acetazolamida sería una ayuda terapéutica muy conveniente, ya que es "barata de hacer, fácil de tomar y tiene efectos secundarios limitados".
Los resultados de los investigadores ahora se han publicado en la revista Medicina traslacional de la ciencia.
Esperanza de un tratamiento combinado
El equipo de investigación encontró que los pacientes con esta forma agresiva de cáncer de cerebro tendían a ser resistentes al tratamiento con TMZ si tenían niveles altos de CLL de células B / linfoma 3 (BCL-3), una proteína capaz de contrarrestar la acción del fármaco de quimioterapia.
BCL-3 bloquea TMZ activando la anhidrasa carbónica II, una enzima que protege a las células tumorales y les permite continuar su ciclo.
Trabajando con un modelo de ratón de glioblastoma, el equipo experimentó con acetazolamida, probando para ver si, a su vez, bloquearía la actividad de la anhidrasa carbónica, permitiendo así que TMZ hiciera su trabajo.
"Probamos esta estrategia de tratamiento combinado en varios modelos animales", explica el Dr. Yamini.
Esta estrategia, encontraron los investigadores, curó a algunos de los ratones, mientras que otros animales vieron un aumento de 30 a 40 por ciento en el tiempo de supervivencia después del tratamiento combinado.
Esto se debe a que la acetazolamida es, de hecho, un inhibidor de la anhidrasa carbónica, y el equipo pudo evaluar esto al observar, inicialmente, los estudios existentes en pacientes humanos con glioblastoma.
En su investigación preliminar, el Dr. Yamini y su equipo encontraron que las personas con niveles más bajos de BCL-3 también tenían tasas de supervivencia más largas después del tratamiento con TMZ, en comparación con otros pacientes con niveles altos de esta proteína.
“Una característica importante de predictores como BCL-3 es que son informativos”, explican los investigadores. "Pueden identificar vías para mejorar la respuesta al tratamiento".
Entonces, al observar los mecanismos de BCL-3, los científicos finalmente pudieron identificar a la acetazolamida como un inhibidor de la anhidrasa carbónica que podría respaldar el efecto de TMZ.
"Nuestros datos", añaden los autores, muestran que es la "inducción de [anhidrasa carbónica II] por TMZ lo que es importante para modular la respuesta a la terapia".
El Dr. Yamini y sus colegas sugieren que, en el futuro, se debe realizar un ensayo clínico prospectivo aleatorizado para confirmar que las pruebas de BCL-3 pueden indicar qué pacientes responderán mejor a TMZ y cuáles probablemente serán resistentes al tratamiento.
Los investigadores esperan que eventualmente se pueda usar una combinación de TMZ y acetazolamida para mejorar la eficacia del tratamiento en pacientes con niveles altos de BCL-3. El equipo ya está planificando ensayos clínicos y busca reclutar participantes.