¿Cómo podemos evitar que las células grasas alimenten el cáncer?

Las células cancerosas crecen y se dividen constantemente, lo que significa que necesitan un suministro de energía constante. Un nuevo estudio analiza cómo el cáncer obtiene combustible de las células grasas y encuentra un mecanismo potencial para privar al tumor de su nutrición.

Las células grasas (representadas aquí) pueden ser esenciales para la supervivencia de las células cancerosas.

El cáncer es un área de estudio cada vez más compleja, y los investigadores analizan todos los ángulos de ataque perceptibles.

Sin embargo, a pesar de millones de horas de experimentación, todavía quedan muchas preguntas sin respuesta.

A medida que aprendemos más sobre el cáncer, se hace cada vez más claro que debe abordarse como una enfermedad de todo el cuerpo.

Para que el cáncer sobreviva y prospere, necesita extraer energía de las células y tejidos del cuerpo, utilizar el sistema circulatorio y evitar el sistema inmunológico. Los tumores deben funcionar de manera inteligente para mantener su crecimiento e integrarse en el cuerpo.

Los investigadores ahora se están enfocando en atacar no solo las células cancerosas, sino también los sistemas de los que dependen los tumores para mantenerlas.

Tumor, metabolismo y grasa

Los investigadores del Sanford Prebys Medical Discovery Institute en San Diego, CA, están ahora particularmente interesados ​​en la forma en que los tumores se comunican con las células grasas. La coautora principal del estudio, Maria Diaz-Meco, Ph.D., explica con más detalle.

“Necesitamos considerar”, afirma, “otros aspectos de la terapéutica del cáncer más allá de la genética más conocida. Es decir, necesitamos invertir más en la investigación del metabolismo del cáncer, que se ocupa de la identificación de vulnerabilidades metabólicas que deberían ser comunes a todos los tipos de cáncer ”.

Esta línea de investigación es vital. Como continúa Díaz-Meco, "Esto finalmente conducirá a mejores terapias que son menos susceptibles a la resistencia, que es un problema muy común en los enfoques de oncogenes diana".

En los Estados Unidos, el cáncer de próstata es la segunda causa principal de muerte relacionada con el cáncer entre los hombres. Se sabe que la obesidad es un factor de riesgo importante y predice la agresividad con que se comportará el cáncer. Pero aún no se sabe exactamente cómo la obesidad empeora los resultados del cáncer de próstata.

Hasta la fecha, muchos estudios que exploran la obesidad y el cáncer de próstata se han centrado en ratones que han sido alimentados con una dieta alta en grasas. El coautor principal del estudio, Jorge Moscat, Ph.D., explica por qué esto no es ideal.

"Aunque esto imita algunas de las situaciones en los pacientes", dice, "impide una comprensión real de las vías de señalización que controlan la comunicación bidireccional entre tumores y adipocitos o células grasas".

"Esto es esencial", agrega Moscat, "si queremos identificar dianas terapéuticas que se pueden aprovechar para prevenir las señales pro-tumorigénicas que emanan del tejido adiposo".

Moscat y Díaz-Meco abordaron este problema desde una nueva dirección: utilizaron un modelo de ratón que carece de una proteína particular conocida como p62 en sus células grasas. Los ratones deficientes en esta proteína se vuelven obesos incluso cuando se les alimenta con una dieta estándar.

Sus intrigantes hallazgos ahora se publican en la revista. Célula cancerosa.

Los tumores utilizan las células grasas como combustible

Descubrieron que la p62 juega un papel importante en la comunicación entre el tejido graso y los tumores. La proteína parece apoyar la "aptitud metabólica" del cáncer, promoviendo la progresión y la metástasis. Lo consigue inhibiendo una segunda proteína llamada mTORC1.

Cuando se suprime mTORC1, también lo hacen las actividades de consumo de energía de las células grasas, como la fosforilación oxidativa y el "metabolismo de los ácidos grasos en el tejido graso blanco". Con estos procesos detenidos, hay más ácidos grasos y otros nutrientes disponibles para que el tumor los utilice para crecer y desarrollarse.

"Esta reprogramación metabólica orquestada por la pérdida de p62 en los adipocitos parece ayudar a los tumores a hacer frente a las demandas de alta energía de un cáncer agresivo".

María Díaz-Meco, Ph.D.

En experimentos de seguimiento, el equipo demostró que la falta de p62 también promueve la producción de Cpt1a y osteopontina, las cuales ayudan a las células cancerosas a proliferar y hacer metástasis.

En el cáncer de próstata particularmente agresivo y resistente a la castración, Cpt1a y osteopontina se encuentran en niveles más altos.

Estos hallazgos serán relevantes para futuros tratamientos del cáncer. Como dice Moscat, "la importancia es enorme porque identificamos un nuevo conjunto de dianas terapéuticas que, si se modulan, deberían bloquear la capacidad del tejido adiposo activado para promover la malignidad del tumor".

En la actualidad, los inhibidores de mTOR se utilizan para tratar varios cánceres. Sin embargo, a los investigadores les preocupa que esto pueda detener el metabolismo del tejido graso, lo que fomenta el crecimiento de tumores en algunos casos.

Sin embargo, se necesitarán más estudios para confirmar si este es el caso.

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