¿Es la 'fiebre del azúcar' un mito?

Es bien sabido que consumir una gran cantidad de azúcar puede producir un subidón físico y psicológico. Un análisis reciente concluye que, de hecho, podría ocurrir lo contrario.

¿El azúcar realmente nos da un impulso psicológico?

A nadie se le habrá escapado que el consumo de azúcar en los Estados Unidos se ha disparado.

En particular, han despegado los refrescos endulzados con azúcar.

Desde finales de la década de 1970 hasta principios de la de 2000, la ingesta energética de las bebidas azucaradas aumentó en un 135 por ciento.

Un estudio que utilizó datos que los investigadores recopilaron durante 1988-1994 y 1999-2000 encontró que el contribuyente número uno de la ingesta de energía para ambos períodos fueron los refrescos.

Aunque las causas de la obesidad son complejas, no es exagerado imaginar que las bebidas endulzadas con azúcar juegan un papel importante.

Los anuncios de bebidas azucaradas a menudo infieren que mejorarán el estado de ánimo y combatirán la fatiga. Es probable que esta afirmación influya en los compradores, por lo que es importante comprender qué tan precisas son estas afirmaciones.

Persiguiendo el rumor

Recientemente, varios investigadores han analizado con más detalle la relación entre el azúcar y la salud mental. Un estudio, como ejemplo, concluye que la ingesta de azúcar parece dañar la salud psicológica a largo plazo.

Este tipo de investigación ha reavivado el interés público por los efectos cognitivos de la ingesta de azúcar. Sin embargo, los resultados de la investigación hasta la fecha están lejos de ser concluyentes.

Un grupo de investigadores llevó a cabo recientemente un metanálisis con el objetivo de comprender cómo la ingesta aguda de azúcar afecta el estado de ánimo. Los autores explican por qué decidieron investigar:

"Curiosamente, a pesar de que los investigadores no han llegado a un consenso sobre los efectos exactos del azúcar en el estado de ánimo, parece que el público cree firmemente en la idea de que el azúcar mejora el estado de ánimo [...] y aumenta los niveles de actividad (especialmente en los niños)".

Los científicos provienen de la Universidad Humboldt de Berlín en Alemania y de la Universidad de Lancaster y la Universidad de Warwick, ambas en el Reino Unido. Recientemente publicaron sus hallazgos en la revista Reseñas de neurociencia y bioconducta.

Exposición aguda al azúcar

Para su análisis, los investigadores utilizaron datos de 31 ensayos existentes. Todos estos estudios cumplieron criterios específicos. Por ejemplo, todos ellos fueron ensayos controlados aleatorios que involucraron a adultos sanos. Todos ellos también habían investigado los efectos de la administración oral aguda de carbohidratos en contraposición a los efectos a largo plazo.

Los investigadores observaron las diferencias en una variedad de parámetros psicológicos, incluidos el estado de alerta, la depresión, la calma, la fatiga, la confusión, la tensión y la ira. También observaron el efecto de la ingesta de azúcar después de diferentes períodos de tiempo, realizando análisis separados para los efectos a los 0-30 minutos, 31-60 minutos y más de 60 minutos.

Contrariamente a la creencia popular, el metanálisis no encontró evidencia de cambios en el estado de ánimo en ninguno de los momentos posteriores a la ingestión de carbohidratos. Los autores explican:

"De hecho, el consumo [de azúcar] se relacionó con una disminución del estado de alerta y niveles más altos de fatiga en la primera hora después de la ingestión".

Una de las autoras, la profesora Elizabeth Maylor de la Universidad de Warwick, dice: "Esperamos que nuestros hallazgos contribuyan en gran medida a disipar el mito de la 'fiebre del azúcar' e informar las políticas de salud pública para disminuir el consumo de azúcar".

Limitaciones y trabajo futuro

Aunque los resultados son interesantes por derecho propio, también tienen implicaciones más amplias para la sociedad. La forma en que percibimos los alimentos influye mucho en nuestra elección de alimentos. Otra de las autoras, la Dra. Sandra Sünram-Lea, dice:

“El aumento de la obesidad, la diabetes y el síndrome metabólico en los últimos años destaca la necesidad de estrategias dietéticas basadas en la evidencia para promover un estilo de vida saludable a lo largo de la vida. Nuestros hallazgos indican que las bebidas azucaradas o los refrigerios no proporcionan una 'recarga de combustible' rápida para hacernos sentir más alerta ".

Los investigadores describen algunas limitaciones de su estudio. Por ejemplo, se centraron en el efecto del consumo agudo de azúcar en adultos sanos, pero señalaron que la respuesta podría ser diferente en personas con problemas de salud existentes y en niños.

También es posible que las personas con trastornos del estado de ánimo sean más sensibles a los carbohidratos. Los autores piden más investigaciones que involucren a estas poblaciones.

La complejidad de la comida

El metanálisis actual analiza los carbohidratos de forma aislada y no considera otros ingredientes, pero los autores señalan: “En los últimos años, […] la investigación también se ha centrado en los efectos sinérgicos del [azúcar] con otros componentes psicoactivos, como la cafeína. . "

En su estudio actual, los investigadores se propusieron comprender los efectos del azúcar solo, pero señalan que "sería interesante descubrir si las interacciones [del azúcar] con otros nutrientes podrían afectar de manera más prominente el estado de ánimo y la emocionalidad".

Como las bebidas endulzadas con azúcar son un cóctel complejo de ingredientes, eliminar el efecto de cada componente por separado es una tarea enorme. Cada tipo de bebida tiene una colección diferente de sustancias químicas, muchas de las cuales, en teoría, tienen el potencial de interactuar con el azúcar.

En general, los autores concluyen que la “fiebre del azúcar” es un mito y que, en todo caso, es probable que un bocadillo azucarado disminuya el estado de ánimo y nos haga sentir más cansados. Sin embargo, también dejan en claro que se necesita más trabajo para comprender cómo el azúcar afecta a diferentes grupos de personas y cómo interactúa con otros ingredientes.

Los autores esperan que sus hallazgos "puedan usarse para aumentar la conciencia del público sobre los efectos del consumo de azúcar e informar las políticas de salud pública destinadas a disminuir el consumo de azúcar y promover alternativas saludables".

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