Las microconmociones cerebrales pueden alterar el cerebro de los jugadores de fútbol
Un nuevo estudio encuentra que los jugadores de deportes de contacto tienen diferencias en su actividad cerebral en comparación con las personas que practican deportes sin contacto. Los autores preguntan si las microconmociones cerebrales tienen la culpa.
Evaluar el impacto de las microconmociones cerebrales es difícil. Un nuevo estudio prueba un nuevo enfoque.Ha habido un impulso significativo, en los últimos años, para llevar el tema de la conmoción cerebral al frente de la mente de las personas.
Ahora es de conocimiento común que alguien que sufre una conmoción cerebral no debe regresar al campo de juego y debe tener cuidado de descansar.
El estudio que estamos discutiendo hoy se relaciona con un fenómeno más común pero mucho menos comprendido: los impactos subconmocionales, que también se conocen como microconmociones cerebrales.
Los autores del estudio definen las microconmociones cerebrales como "impactos en el cráneo, incluidos aquellos que no producen una conmoción cerebral aguda pero que, sin embargo, dan lugar a signos y síntomas clínicos".
Durante una temporada de fútbol americano universitario, un jugador puede sufrir más de 1.000 microconmociones cerebrales.Y, a medida que se intensifica la investigación, los científicos están cada vez más preocupados de que puedan tener un efecto acumulativo significativo.
Sin embargo, hasta la fecha, no se han llegado a conclusiones concretas sobre las regiones específicas del cerebro que se ven afectadas por las microconmociones cerebrales. Los autores del nuevo estudio resumen la confusión.
“Algunos estudios encuentran un efecto sobre la cognición, mientras que otros no encuentran ningún efecto. El efecto subconcusivo de los golpes en el equilibrio ”, escriben,“ tampoco es concluyente, algunos informan un efecto positivo y otros no informan ningún efecto ”.
Otros han buscado cambios en la anatomía del cerebro, algunos se enfocan en las diferencias en la materia blanca y otros en la materia gris.
La historia aquí es similar. Como explican los autores del estudio, "una vez más, sin embargo, estos estudios no arrojan un consenso claro".
Reapertura de micro conmociones cerebrales
Un investigador dedicado a llegar al fondo de esta pregunta es el autor principal del estudio, Nicholas Port, de la Universidad de Indiana en Bloomington.
Se propuso explorar si existían o no diferencias medibles en la actividad cerebral entre las personas que practicaban deportes de contacto y las que practicaban deportes sin contacto. Sus hallazgos ahora se publican en la revista. NeuroImage: Clínica.
Para comenzar, los investigadores tomaron escáneres cerebrales de 21 jugadores de fútbol y 19 corredores de campo traviesa utilizando tecnología de resonancia magnética funcional. Este tipo de imagenología detecta cambios en el flujo sanguíneo relacionados con la actividad en regiones del cerebro.
Eligieron jugadores de fútbol por su alto riesgo de golpes repetidos en la cabeza y corredores porque tienen un riesgo muy bajo de lesiones en la cabeza. Ninguno de los futbolistas había sufrido una conmoción cerebral en la temporada anterior.
El equipo también escaneó los cerebros de 11 atletas de nivel no universitario con antecedentes socioeconómicos similares para usarlos como grupo de control.
En particular, Port y sus colegas estaban interesados en los centros visuales del cerebro. Él dice: "Nos enfocamos en estas regiones del cerebro porque los médicos y entrenadores encuentran regularmente grandes déficits en la capacidad de los jugadores para rastrear sin problemas un punto en movimiento con los ojos después de sufrir una conmoción cerebral aguda".
Y, cuando se analizaron los escáneres cerebrales, se observaron diferencias medibles entre los tres grupos. Aquellos que jugaron al fútbol mostraron mucha más actividad en sus regiones visuales que el grupo de control o los corredores de fondo.
Sacar conclusiones
Aunque se observaron diferencias, el próximo desafío es cómo interpretar los hallazgos. ¿El aumento de la actividad visual entre los futbolistas se debe a una vida de traumatismos craneoencefálicos leves o a que practican un deporte visualmente exigente?
Como explica Port, "Todos, desde los músicos hasta los taxistas, tienen diferencias en la actividad cerebral relacionadas con sus habilidades específicas".
En esta etapa, aunque los resultados son interesantes, no hay forma de saber por qué se encontraron estas diferencias. En el futuro, Port cree que la respuesta puede provenir de los acelerómetros portátiles.
Aunque esta tecnología ya está disponible, es cara y engorrosa. A medida que el equipo mejora y los jugadores pueden jugar con más naturalidad mientras lo usan, se pueden recopilar mejores datos.
De esta manera, el número de golpes en la cabeza puede monitorearse en tiempo real y compararse con los déficits cognitivos y los cambios en el cerebro en una fecha posterior.
Sin embargo, en general, el estudio solo se suma a la pila de hallazgos no concluyentes. Aunque se observaron diferencias (los centros visuales de los futbolistas estaban más ocupados), una interpretación precisa es imposible en esta etapa.