Los científicos localizan el circuito cerebral que frena el exceso de comida

El cerebro tiene un circuito complejo que bloquea el apetito con los recuerdos de encontrar y disfrutar la comida. Esto impulsa los comportamientos alimentarios necesarios para la supervivencia. Una nueva investigación revela que los circuitos incluyen un mecanismo que hace lo contrario: frenar la compulsión de comer en respuesta a la comida.

"Las personas pueden aprender a cambiar su relación con la comida".

Una vez, los científicos pensaron que los instintos intestinales impulsaban el comportamiento de alimentación de los animales con muy poca información del cerebro.

La vista y el olor de la comida, sostuvieron, fue suficiente para provocar la ingestión de alimentos.

Sin embargo, desde entonces, cada vez hay más evidencia que sugiere que el cerebro interviene para tomar algunas decisiones sobre si se debe comer o no.

Lo que está menos claro es qué células nerviosas están involucradas.

Ahora, investigadores de la Universidad Rockefeller en la ciudad de Nueva York, NY, han encontrado un grupo de células nerviosas, o neuronas, cuya activación reduce la ingesta de alimentos.

Creen que su hallazgo es el primero en identificar el mecanismo, que sugieren que actúa como un "punto de control" entre la detección y el consumo de alimentos.

El mecanismo se centra en las neuronas del receptor de dopamina 2 (hD2R) en el hipocampo, una estructura del cerebro que tiene un papel en la formación de la memoria y la regulación de las emociones.

Un artículo que ahora aparece en la revista Neurona describe cómo el equipo estudió las células y su efecto sobre el comportamiento de alimentación en ratones.

El estudio también revela que las neuronas hD2R están involucradas con la memoria y confirma que forman parte del complejo circuito cerebral que regula la alimentación.

"Estas células", explica la primera autora del estudio, Estefania P. Azevedo, investigadora postdoctoral en el Laboratorio de Genética Molecular, "evitan que un animal coma en exceso".

“Parecen hacer que comer sea menos gratificante y, en ese sentido, están sintonizando la relación del animal con la comida”, agrega.

La obesidad y sus consecuencias

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), a nivel mundial hay más muertes relacionadas con el sobrepeso y la obesidad que con el bajo peso. Desde 1975, el número de personas con obesidad en todo el mundo se ha triplicado.

La OMS atribuye esta crisis al aumento del consumo de alimentos ricos en calorías y grasas, al mismo tiempo que los estilos de vida y los trabajos se han vuelto menos exigentes físicamente. El resultado es una alteración del equilibrio energético que favorece el aumento de peso.

Las cifras de la encuesta nacional de 2013 a 2014, que los Institutos Nacionales de Salud (NIH) utilizan en sus informes, muestran que el sobrepeso o la obesidad afectan a más de dos tercios de los adultos en los Estados Unidos. La encuesta también encontró que aproximadamente 1 de cada 6 niños y adolescentes de 2 a 19 años tienen obesidad.

El sobrepeso y la obesidad pueden tener graves consecuencias para la salud. Pueden aumentar el riesgo de hipertensión arterial, ataque cardíaco, accidente cerebrovascular y otras afecciones cardiovasculares. Las enfermedades cardiovasculares fueron la principal causa de muerte en todo el mundo en 2012.

Cargar demasiado peso también puede aumentar el riesgo de algunos cánceres y hacer que sea más probable que se desarrollen afecciones discapacitantes que deterioran las articulaciones, como la osteoartritis.

Los niños con obesidad tienen más probabilidades de tener obesidad y discapacidad y morir prematuramente en la edad adulta. También son más propensos a desarrollar problemas respiratorios, fracturas, presión arterial alta y mostrar signos tempranos de enfermedad cardiovascular.

Entender cómo el cerebro afecta la alimentación

Los tratamientos para el sobrepeso y la obesidad suelen centrarse en cambiar el estilo de vida y los hábitos para perder peso. Estos cambios incluyen la adopción de patrones de alimentación saludables y el aumento de la actividad física.

Sin embargo, los cambios en el estilo de vida pueden no ser suficientes para ayudar a algunas personas a perder peso y no recuperarlo. Los médicos deben considerar ayudas adicionales para la pérdida de peso, incluidos medicamentos y cirugía.

Obtener una mejor comprensión de los circuitos cerebrales que controlan los impulsos alimentarios podría ayudar a mejorar dichos tratamientos.

La Dra. Azevedo y sus colegas encontraron que las neuronas hD2R de los ratones influían en su comportamiento de alimentación. Cuando los investigadores estimularon las células, los ratones comieron menos comida y cuando las silenciaron, los animales comieron más.

Al especular sobre la ventaja evolutiva de tal circuito, el Dr. Azevedo sugiere que podría haber ocasiones en las que no comer beneficia la supervivencia. Por ejemplo, poco después de una comida abundante, buscar comida podría exponer innecesariamente a los animales a los depredadores.

Pero, ¿cómo influyen las neuronas hD2R en los procesos que ayudan a los animales a recordar la ubicación de los alimentos? Para investigar, el equipo estimuló las neuronas hD2R de los ratones mientras exploraban un entorno lleno de comida.

Los resultados revelaron que la estimulación de las neuronas hD2R hizo que los ratones regresaran con menos frecuencia a lugares donde habían encontrado comida. Esto sugiere que las células debilitan los recuerdos sobre las comidas y su ubicación.

El equipo también investigó cómo las neuronas hD2R se enlazan con otros circuitos cerebrales. Descubrieron que las células reciben mensajes de la corteza entorrinal, que es una región del cerebro que procesa las señales de los sentidos. Las células también envían mensajes al área del tabique, que desempeña un papel en el control de la conducta alimentaria.

Por lo tanto, los investigadores sugieren que el cerebro "afina" el apetito equilibrando los mecanismos relacionados con la memoria para promover y restringir la alimentación.

"Por lo tanto, es posible que, con capacitación, las personas puedan aprender a cambiar su relación con la comida".

Dr.Estefania P. Azevedo

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