El clima húmedo y frío está relacionado con el aumento de las tasas de cáncer

Por primera vez, un estudio encuentra una asociación entre vivir en regiones frías y húmedas y una mayor prevalencia del cáncer. Las conclusiones son sorprendentes y probablemente susciten un debate.

¿Existe realmente un vínculo entre la lluvia y las tasas de cáncer?

Hace mucho tiempo, los científicos establecieron que una mayor exposición a los rayos ultravioleta (UV) del sol aumenta el riesgo de cáncer de piel. Sin embargo, un nuevo estudio apunta con el dedo a las precipitaciones y un clima más frío.

Investigaciones anteriores han demostrado que existe una sorprendente disparidad entre la incidencia del cáncer y las tasas de mortalidad en diferentes regiones de los Estados Unidos. Específicamente, las tasas más altas parecen concentrarse hacia la costa este.

Los autores del último estudio explican que estas diferencias "se han relacionado con factores raciales, étnicos, conductuales, sociales, económicos y de estilo de vida". Los factores ambientales y ocupacionales, como la contaminación del aire y la exposición a pesticidas y solventes, también podrían influir.

La lista de factores de riesgo de cáncer ya es larga, pero los investigadores continúan trabajando para descubrir la gama completa.

Mirando al clima

El nuevo estudio, que ahora aparece en la revista Ciencias de la Ingeniería Ambiental, investiga el papel potencial de la precipitación y la zona climática en el riesgo de cáncer.

En este artículo, los autores definen la zona climática como "una variable que combina la temperatura y el nivel de humedad en un área determinada".

No están sugiriendo que el aumento de las precipitaciones, la temperatura y la humedad causen cáncer directamente. En cambio, explican cómo estos factores climáticos "pueden aumentar la exposición a carcinógenos actuando como portadores o aumentando la generación biótica natural de carcinógenos".

Este estudio es el primero en los EE. UU. En buscar una relación entre las tasas de cáncer, la precipitación y la zona climática.

Para investigar, los científicos recopilaron datos sobre cáncer de mama, cáncer de ovario, cáncer de pulmón, cáncer colorrectal y cáncer de próstata. También tuvieron acceso a datos a nivel de condado sobre la incidencia del cáncer, el clima y la demografía.

Debido al gran tamaño de los conjuntos de datos, los investigadores optaron por analizar 15 estados al azar. Estos fueron Arizona, Arkansas, California, Connecticut, Georgia, Iowa, Massachusetts, Nueva York, Nueva Jersey, Oklahoma, Carolina del Sur, Texas, Utah, Washington y Wisconsin.

Relaciones significativas desenterradas

Los investigadores ajustaron su análisis para controlar la edad, el género, la etnia, el nivel de ingresos, la edad de la población y la diversidad, ya que todos pueden influir en las tasas de cáncer de una población. Incluso después de hacer estos ajustes, identificaron una fuerte asociación:

“[E] l efecto del aumento de las precipitaciones fue un aumento en la incidencia de todos los cánceres. Asimismo, la zona climática fue importante para todos los resultados del cáncer ".

En general, las tasas de incidencia de cáncer fueron más altas en las regiones muy frías en comparación con los climas cálidos y secos. Sin embargo, cuando el equipo dividió el cáncer en tipos, hubo algunas excepciones. Por ejemplo, el cáncer de pulmón fue más prevalente en las zonas cálidas y secas.

El estudio también tuvo ciertas limitaciones. Por ejemplo, los investigadores solo analizaron 15 estados, por lo que el patrón puede no ser válido para todos los estados o, de hecho, para otros países.

También vale la pena señalar que los investigadores no tuvieron en cuenta todos los tipos de cáncer en su análisis. Es posible que los diferentes tipos de cáncer no sigan estos patrones, como fue el caso del cáncer de pulmón.

Además, la naturaleza de los estudios observacionales significa que podría haber otras variables que impulsan la relación que este análisis no capturó.

Como este fue el primer estudio de este tipo, se necesitan más investigaciones para respaldar los hallazgos.

¿Cómo podría afectar la lluvia al cáncer?

Los autores del estudio tienen algunas teorías para ayudar a desentrañar esta relación inusual. Por ejemplo, explican que en la costa este, el aumento de las precipitaciones lixivia elementos alcalinos como el magnesio y el potasio del suelo. Esto hace que el suelo sea más ácido.

En suelos ácidos, y también en zonas más frías, las bacterias oxidantes del amoniaco son más comunes.

Estas bacterias convierten el amoníaco en nitritos. En condiciones más ácidas, los nitritos pueden convertirse en ácido nitroso, que se libera a la atmósfera. Las autoridades sanitarias consideran que el ácido nitroso es cancerígeno.

Sin embargo, si este es el caso, uno podría esperar que los carcinógenos en el aire afecten más la prevalencia del cáncer de pulmón, pero los investigadores encontraron que lo contrario era cierto.

Otro posible impulsor de la relación entre el aumento de las precipitaciones y la prevalencia del cáncer es la vitamina D. La piel produce vitamina D en respuesta a la radiación ultravioleta del sol.

Algunos investigadores han sugerido que la deficiencia de vitamina D podría ser un factor de riesgo para algunos cánceres. En las regiones más lluviosas, donde hay menos luz solar, esto podría influir.

Otra teoría que describen los autores del estudio implica un metabolismo con exceso de trabajo. Explican que en climas más fríos, el cuerpo está sometido a estrés metabólico mientras intenta mantener la temperatura corporal. Esta tensión adicional, teorizan, podría aumentar el riesgo de cáncer.

Tendremos que esperar a que se realicen más investigaciones antes de poder determinar si este efecto es genuino o no. Si más estudios lo confirman, es probable que las razones detrás de esto sean complejas y multifacéticas, e involucren todas o ninguna de las teorías anteriores.

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