¿Cuáles son las diferencias entre la EM y la ELA?

La esclerosis múltiple y la esclerosis lateral amiotrófica son enfermedades progresivas que afectan el sistema nervioso central y afectan la capacidad de una persona para realizar sus tareas diarias.

Los efectos y síntomas de ambas afecciones pueden ser similares, pero el tratamiento y el pronóstico son diferentes.

Este artículo analiza las similitudes y diferencias entre la esclerosis múltiple (EM) y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).

¿Qué es la EM?

La mayoría de las personas con EM tendrán una vida útil normal y es posible que los síntomas no estén presentes todo el tiempo.

En la EM, el sistema inmunológico del cuerpo ataca por error a la mielina, la sustancia que protege los nervios del sistema nervioso central (SNC). Esto da como resultado daños y cicatrices en la vaina de mielina.

Esto puede provocar una interrupción o distorsión de los impulsos nerviosos a medida que viajan entre el cerebro y la médula espinal. Estos cambios pueden resultar en una amplia gama de síntomas.

El impacto de estos síntomas puede variar. En la EM remitente-recurrente (EMRR), una persona experimentará un empeoramiento de los síntomas durante un tiempo y luego se recuperará parcial o totalmente.

Sin embargo, los síntomas tienden a reaparecer.

En las formas progresivas de EM, los síntomas no desaparecen, sino que empeoran gradualmente.

Los síntomas pueden ser leves, moderados o graves. Algunas personas eventualmente perderán la capacidad de caminar y hablar, pero esto es poco común. La EM no suele afectar la esperanza de vida.

¿Qué es la ELA?

La ELA, o enfermedad de Lou Gehrig, es una enfermedad neurológica progresiva. Evita que los nervios que controlan el movimiento de los músculos funcionen correctamente.

Con el tiempo, el daño a los nervios resulta en debilidad muscular y eventualmente parálisis.

En sus últimas etapas, la ELA afecta la respiración y esto puede ponerla en peligro la vida.

Diferencias entre EM y ELA

Tanto la EM como la ELA son enfermedades neurodegenerativas que afectan el SNC. La EM es más común y afecta a casi 1 millón de adultos en los Estados Unidos, según la Sociedad Nacional de Esclerosis Múltiple.

El Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NINDS) sugiere que afecta a alrededor de 250.000 a 350.000 personas, pero señalan que es difícil saber el número exacto.

Alrededor de 14.000 a 15.000 personas de EE. UU. Pueden vivir con ELA, según el NINDS.

Los síntomas superpuestos incluyen debilidad muscular y parálisis. Actualmente no existe cura para ninguna de las dos afecciones, pero es posible controlar los síntomas de ambas. En el caso de la EM, ahora existen tratamientos que pueden prevenir los brotes y retrasar el progreso de la enfermedad.

Sin embargo, la EM y la ELA difieren en algunos aspectos importantes.

¿A quiénes afectan la EM y la ELA?

La ELA es un 20% más común en los hombres. Es más probable que comience a la edad de 55 a 75 años, pero puede aparecer a cualquier edad.

La EM es más común en mujeres y generalmente aparece entre los 20 y los 50 años, pero también puede ocurrir a cualquier edad.

Otras diferencias básicas incluyen:

  • La ELA a menudo causa parálisis. Esto es raro en la EM.
  • La ELA afecta principalmente las funciones físicas, mientras que la EM puede provocar problemas de memoria y pensamiento.
  • La ELA no es una enfermedad autoinmune, pero la EM probablemente sea el resultado de una reacción inmune defectuosa.

La siguiente tabla resume algunas de las otras diferencias entre las dos condiciones.

SRAALSEnfermedad autoinmunesíNoGénero más afectadoMujerMasculinoRango de edad20–5040–70Síntomas físicossísíSíntomas mentalessíNoPuede conducir a la muerteNosíTiene curaNoNo

Causas

La EM y la ELA parecen tener diferentes causas, que cubrimos con más detalle en las siguientes secciones.

SRA

Los expertos no saben exactamente por qué se desarrolla la EM. Algunas personas pueden tener factores genéticos que aumentan el riesgo de que aparezca cuando también están presentes ciertos factores ambientales.

Lo siguiente puede jugar un papel:

  • Factores inmunológicos: puede haber un vínculo con otras enfermedades autoinmunes.
  • Desencadenantes ambientales: fumar, tener niveles bajos de vitamina D y vivir en un clima más frío son factores comunes.
  • Enfermedades infecciosas: ciertas infecciones virales pueden influir.
  • Factores genéticos: pueden aumentar el riesgo.

ALS

La mayoría de los casos de ELA no tienen una causa clara, pero los factores genéticos parecen influir. Los expertos creen que alrededor del 60% de las personas con ELA tienen una característica genética que resulta en el desarrollo de síntomas.

Los veteranos parecen tener una mayor probabilidad de desarrollar ELA, lo que sugiere que los desencadenantes ambientales también pueden influir.

La ELA no parece implicar una actividad inmunológica inusual.

Síntomas

Los síntomas de la EM y la ELA pueden ser similares, pero hay que señalar algunas diferencias importantes.

SRA

Los calambres y espasmos musculares pueden ocurrir tanto con la EM como con la ELA.

Los síntomas de la EM varían mucho de una persona a otra. También pueden ser impredecibles y cambiar con el tiempo. Una persona puede vivir con síntomas leves durante muchos años, mientras que otra puede experimentar una pérdida de movilidad.

Los síntomas de la EM incluyen:

  • fatiga y debilidad
  • dificultades para caminar y mantener el equilibrio
  • problemas de la vista
  • dolor, entumecimiento u hormigueo
  • problemas de vejiga o intestinos
  • cambios en el pensamiento y la memoria
  • dolor
  • depresión
  • problemas sexuales
  • mareos y vértigo
  • Comezón

En la EMRR, el tipo más común de EM, los síntomas aparecerán y desaparecerán durante los períodos de exacerbación y recuperación.

ALS

Los síntomas de la ELA también pueden variar ampliamente. Con ELA, los músculos se debilitan gradualmente y sin dolor. Sin embargo, una vez que comienza la ELA, puede llevar tan solo 3 años tener un impacto significativo en la vida de una persona.

Los síntomas de la ELA pueden comenzar en los músculos que controlan el habla y la deglución. Para algunas personas, los síntomas pueden comenzar en las manos, los brazos, las piernas o los pies. Sin embargo, con el tiempo, la debilidad muscular progresiva y la parálisis afectan a casi todas las personas con ELA.

Otros síntomas de la ELA incluyen:

  • tropezar al caminar
  • fatiga anormal de los brazos, piernas o ambos
  • habla arrastrada
  • risa o llanto incontrolables
  • dejar caer objetos
  • calambres y espasmos musculares

A medida que avanza la ELA, puede afectar los músculos respiratorios, dificultando la respiración. Por esta razón, es posible que una persona necesite usar un ventilador.

Es raro que una persona con ELA experimente remisión.

Tratamiento

Actualmente no existe cura para la EM o la ELA, pero hay tratamiento disponible para retrasar la progresión y controlar los síntomas.

Opciones de tratamiento de la EM

La fisioterapia puede tratar tanto la ELA como la EM.

Para la EM, las pautas de la Academia Estadounidense de Neurología recomiendan comenzar a usar una terapia modificadora de la enfermedad desde las primeras etapas. Los medicamentos son para uso regular, estén presentes o no los síntomas.

Estos pueden reducir el riesgo de brotes y pueden retrasar la progresión de la afección. Una persona debe hablar con su médico sobre el mejor medicamento para su situación.

Otras opciones de tratamiento pueden ayudar a controlar los brotes y tratar los síntomas.

Incluyen:

  • Inyecciones de corticosteroides: reducen la inflamación de los nervios, pueden reducir el impacto de un brote y ayudar a controlar los síntomas graves. Un médico le dará estos solo cuando sea necesario.
  • Intercambio de plasma: esto implica extraer sangre del cuerpo de la persona, eliminar ciertas sustancias y devolverla al cuerpo. Esto es adecuado para personas con síntomas graves y cuando otros medicamentos no ayudan.
  • Remedios de estilo de vida: hacer ejercicio cuando sea posible, evitar fumar, llevar una dieta saludable y tomar suplementos recomendados por el médico puede ayudar.
  • Fisioterapia: varios tipos de terapia pueden ayudar a una persona a mantener la fuerza y ​​la flexibilidad y a encontrar nuevas formas de realizar las tareas a medida que cambian sus habilidades.
  • Otros tratamientos: un médico puede recomendar una variedad de tratamientos para síntomas como depresión, estreñimiento, dolor y picazón, entre otros.

Opciones de tratamiento de la ELA

Hay varios tipos de medicamentos disponibles para retrasar la progresión de la enfermedad y ayudar a una persona a controlar sus síntomas. Una persona también puede querer probar diferentes tipos de terapia o hacer algunos cambios en su estilo de vida:

  • Riluzol y Edaravona: El riluzol (Rilutek o Tiglutik) es un medicamento que puede reducir el daño a los músculos y nervios, pero no puede revertir el daño. Edaravone (Radicava) puede retrasar la progresión de la ELA.
  • Otros medicamentos: hay medicamentos disponibles que pueden ayudar a reducir síntomas como fatiga y dolor, calambres musculares, espasmos y manifestaciones involuntarias de emociones, y exceso de saliva y flema.
  • Estrategias para el manejo de afecciones: probar terapias físicas y del habla, tecnología de asistencia, sondas de alimentación, ventiladores y terapia ocupacional puede ayudar a mejorar la calidad de vida. El asesoramiento puede ayudar con la depresión y los problemas para dormir.

panorama

La EM y la ELA tienen síntomas que pueden parecer similares, pero también existen diferencias clave. Una diferencia importante entre las condiciones es la perspectiva.

Ambas son enfermedades degenerativas que pueden progresar con el tiempo.

Sin embargo, es posible que una persona con EM viva muchos años con síntomas leves. Según el NINDS, una persona con EM tendrá aproximadamente la misma esperanza de vida que una persona sin EM.

La ELA, por otro lado, es más probable que progrese rápidamente y se convierta en una amenaza para la vida debido a la insuficiencia respiratoria que la acompaña. Según la Asociación ALS, la esperanza de vida de una persona con ELA es de 2 a 5 años después del diagnóstico.

Sin embargo, el 50% de las personas con ELA vivirá al menos otros 3 años después del diagnóstico, mientras que el 5% vivirá 20 años más o más.

Muchas opciones de tratamiento y estrategias de estilo de vida pueden ayudar a mejorar la calidad de vida de una persona con EM o ELA, y la investigación en curso puede ayudar a mejorar las perspectivas en el futuro.

Algunos científicos creen que, con el tiempo, las terapias regenerativas, como la terapia con células madre, pueden revertir o reparar el daño neurológico.Esto podría significar una cura para afecciones como la EM y la ELA.

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