¿Cuáles son los síntomas de la hepatitis autoinmune?

La hepatitis autoinmune ocurre cuando el sistema inmunológico ataca por error al hígado, causando daño e hinchazón. El tratamiento implica controlar los síntomas y usar medicamentos para inhibir el sistema inmunológico.

Aunque menos prevalente que otras formas de hepatitis, los investigadores aún no están seguros de qué tan común es la hepatitis autoinmune en la población. El Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK) señala una investigación del norte de Europa que muestra que se estima que entre 10 y 24 de cada 100.000 personas tienen hepatitis autoinmune.

La enfermedad puede durar toda la vida. Sin embargo, la mayoría de las personas pueden controlar los síntomas, hacer que la afección entre en remisión y retrasar el daño hepático.

Síntomas

Los síntomas de la hepatitis autoinmune pueden incluir náuseas, dolor abdominal y fatiga.

Los síntomas de la hepatitis autoinmune pueden variar.

Esto puede deberse a la gravedad del daño hepático inicial en cada caso, y las personas pueden experimentar muchos síntomas diferentes, que van de leves a graves. Estos pueden incluir:

  • pérdida de apetito
  • fatiga
  • náusea
  • ictericia con piel amarillenta y blanco de los ojos
  • dolor abdominal

Cualquier persona con estos síntomas que no tenga un diagnóstico debe consultar a un médico.

A veces, una persona con hepatitis autoinmune puede mostrar pocos o ningún síntoma hasta que el tejido cicatricial de la cirrosis causa sus propias complicaciones. Es posible que aparezcan otros síntomas a medida que avanza el trastorno y se daña más tejido hepático.

Estos podrían incluir:

  • pérdida de peso
  • piernas, tobillos y pies hinchados
  • picazón en la piel
  • líquido en el abdomen

No todos los síntomas aparecerán en todas las personas con el trastorno. Pueden aparecer más síntomas si la persona tiene otros problemas además de la hepatitis autoinmune, como otras afecciones autoinmunes.

También pueden ocurrir complicaciones si hay demasiado daño en el hígado o si la persona deja la afección por mucho tiempo sin recibir tratamiento. Las complicaciones pueden ser graves e incluyen:

  • cirrosis o tejido cicatricial en el hígado
  • insuficiencia hepática o enfermedad hepática en etapa terminal
  • cáncer de hígado

Las complicaciones pueden requerir tratamientos extensos y una persona puede necesitar un trasplante de hígado en algunos casos.

¿Cuales son las causas?

Todavía no se conoce una causa directa de la hepatitis autoinmune. El Centro de Información sobre Enfermedades Raras y Genéticas señala que las personas que tienen antecedentes familiares de enfermedades autoinmunes, o aquellas con otras enfermedades autoinmunes, pueden tener más probabilidades de contraer hepatitis autoinmune.

Según el NIDDK, algunos medicamentos comunes pueden causar daño hepático autoinmune, incluidos los antibióticos minociclina y nitrofurantoína. Sin embargo, en estos casos, los síntomas suelen desaparecer una vez que la persona deja de tomar el medicamento.

No importa qué desencadena la enfermedad, la causa de los síntomas es el daño al hígado. El sistema inmunológico del cuerpo recibe señales erróneas sobre las células normales y las confunde con células invasoras. Ataca a estas células y daña el tejido hepático, lo que provoca síntomas con el tiempo.

Diagnóstico

Si una persona sospecha que puede tener daño hepático, debe consultar a un médico.

Los médicos preguntarán sobre:

  • sintomas
  • historial médico
  • medicamentos
  • hábitos de estilo de vida, como el consumo de alcohol o drogas

A menudo, un médico solicitará primero análisis de sangre y también puede solicitar una biopsia.

Durante una biopsia, un médico tomará una pequeña porción de tejido hepático y examinará las células en busca de daño. Luego, realizarán pruebas de anticuerpos específicos para determinar el tipo de hepatitis autoinmune que presenta una persona.

Tratos

Un médico puede proporcionar medicamentos supresores del sistema inmunológico para tratar la hepatitis autoinmune.

El objetivo del tratamiento es suprimir los síntomas y controlar la enfermedad de la mejor manera posible.

El primer tratamiento que brindan muchos médicos son los corticosteroides o medicamentos supresores del sistema inmunológico. Estos medicamentos actúan para disminuir la actividad del sistema inmunológico en general, lo que puede ayudar a retrasar el ataque al hígado.

El tratamiento también incluirá análisis de sangre periódicos para asegurarse de que el cuerpo esté respondiendo bien al tratamiento.

Es posible que la hepatitis autoinmune no responda al tratamiento y los médicos pueden recomendar medicamentos adicionales para controlar la inflamación o prevenir el daño hepático. En estos casos, las personas pueden tener un mayor riesgo de complicaciones que luego requieren sus propios tratamientos.

¿Cómo puede la dieta mejorar la condición?

Como señala el NIDDK, no existe una investigación directa que sugiera que la dieta o la nutrición mejoren la hepatitis autoinmune.

Sin embargo, los médicos pueden recomendar cambios en la dieta como parte de un plan de tratamiento general. Esto puede ser especialmente importante si el daño al hígado provoca complicaciones, como cirrosis.

Los médicos advertirán a las personas que eviten el alcohol en la mayoría de los casos, ya que la hepatitis autoinmune puede dañar el hígado.

Pronóstico

La afección puede entrar en remisión con el plan de tratamiento correcto. La remisión ocurre cuando los síntomas desaparecen y los resultados de las pruebas muestran una función hepática normal.

Los médicos a menudo reducirán cuidadosamente cualquier medicamento que la persona esté tomando durante la remisión, y es esencial realizar pruebas de función hepática para verificar los niveles de enzimas y ver si los síntomas regresan.

Los médicos pueden probar varios medicamentos para lograr la remisión. Si una persona recae, su médico reiniciará o aumentará su medicación para controlar nuevamente los síntomas y regresar a la remisión.

Quitar

La hepatitis autoinmune suele durar toda la vida. Las personas deben trabajar en estrecha colaboración con un médico para vigilar los síntomas y controlar la afección. Esto también ayuda a prevenir complicaciones potencialmente graves. Muchas personas encuentran tratamientos efectivos que brindan alivio y ayudan a controlar la afección.

Cualquiera que no esté seguro de su tratamiento debe hablar con un médico sobre las opciones. Es fundamental que las personas le informen a su médico sobre todos los medicamentos y suplementos que utilizan, ya que pueden existir interacciones que provoquen complicaciones imprevistas.

Los chequeos regulares y los ajustes en la medicación son cruciales para un tratamiento exitoso, y muchas personas pueden encontrar formas de controlar sus síntomas y forzar la remisión de la afección.

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