¿Qué es la artritis psoriásica juvenil?

La artritis psoriásica generalmente ocurre en personas que ya tienen psoriasis. Las personas con artritis psoriásica experimentan síntomas tanto de la afección de la piel como de la artritis.

Cuando los niños y adolescentes desarrollan la enfermedad, los médicos les diagnostican artritis psoriásica juvenil (JPsA).

La artritis psoriásica (PsA) es un trastorno autoinmune.

Los expertos médicos creen que se desarrolla cuando el sistema inmunológico ataca por error a las células sanas de la piel, lo que hace que crezcan demasiado rápido. Luego, las células se acumulan para formar parches rojos de piel escamosa y con costras.

El sistema inmunológico también puede atacar las articulaciones de una persona y causar dolor e inflamación.

La psoriasis afecta hasta a 7,5 millones de personas en los Estados Unidos. Cada año, los médicos diagnostican a unos 20.000 niños menores de 10 años con la enfermedad.

Las investigaciones sugieren que alrededor de un tercio de los niños o adolescentes con psoriasis también desarrollan artritis.

En este artículo, analizamos los síntomas, las causas, el diagnóstico y el tratamiento de JPsA.

Síntomas

La artritis psoriásica juvenil puede causar dolor e hinchazón de las articulaciones.

Los síntomas de JPsA pueden variar considerablemente entre las personas, pero pueden incluir:

  • rigidez, dolor e hinchazón de una o más articulaciones, a menudo localizadas en los dedos de las manos o de los pies
  • uñas picadas
  • rigidez por la mañana y rango de movimiento reducido
  • fatiga
  • hinchazón, enrojecimiento y dolor en los ojos
  • una erupción roja y a veces con picazón en las articulaciones, el cuero cabelludo, la cara y el tronco

Causas y factores de riesgo

La comunidad médica no comprende completamente qué causa la JPsA, pero cree que una combinación de factores desencadenantes genéticos y ambientales puede ser la causa.

Sin embargo, es posible que un padre no siempre transmita la afección a su hijo, y algunas personas desarrollan JPsA sin tener antecedentes familiares de la afección.

Además, los factores ambientales pueden desencadenar la aparición de JPsA o hacer que los síntomas existentes se agraven.

Los posibles desencadenantes de la psoriasis pueden incluir:

  • estrés emocional
  • daño o lesión en la piel
  • ciertos medicamentos
  • algunas infecciones, como faringitis estreptocócica e infecciones respiratorias
  • factores dietéticos
  • alergias
  • ciertos tipos de clima

La JPsA aparece con mayor frecuencia entre las edades de 11 y 12 años. Las niñas tienen más probabilidades de desarrollarla cuando son más jóvenes y los niños cuando son mayores.

Algunas investigaciones sugieren que los jóvenes con sobrepeso u obesidad pueden tener un mayor riesgo de desarrollar JPsA.

Diagnóstico

El diagnóstico temprano mejora las posibilidades de un tratamiento exitoso y la prevención del daño articular y otras complicaciones.

Un médico especialista en pediatría, un dermatólogo o un reumatólogo comenzarán por realizar un examen físico.

También le preguntarán a los padres o al cuidador si hay antecedentes familiares de psoriasis o artritis.

Si el joven tiene síntomas característicos de la psoriasis, como la erupción delatora, el diagnóstico suele ser sencillo.

De lo contrario, el médico puede realizar varias pruebas de diagnóstico, como:

  • Análisis de sangre de anticuerpos antinucleares. La presencia de ciertos anticuerpos en la sangre puede indicar trastornos autoinmunitarios, incluido el JPsA.
  • Resonancia magnética o radiografía. Estas pruebas de diagnóstico por imágenes pueden detectar daños en los huesos o las articulaciones.
  • Prueba de ácido úrico. Un nivel elevado de ácido úrico en la orina puede indicar JPsA.
  • Examen de la vista. El médico puede realizar un examen más detallado de los ojos del niño para buscar signos de inflamación que puedan indicar JPsA.

Tratamiento

La fisioterapia puede ayudar a aumentar la flexibilidad y fortalecer las articulaciones.

El tratamiento para JPsA tiene como objetivo aliviar el dolor, reducir la hinchazón y prevenir daños mayores en las articulaciones.

Los medicamentos, los cambios en la dieta y la fisioterapia pueden ayudar.

Un médico puede recomendar:

  • Medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE). Estos incluyen analgésicos de venta libre, como aspirina e ibuprofeno, y algunos medicamentos recetados. Los AINE pueden reducir la inflamación, el dolor articular y la rigidez.
  • Tratamiento con esteroides. Los glucocorticoides son un tipo de esteroide. Los esteroides pueden reducir la inflamación cuando los síntomas son graves, pero el uso prolongado puede tener efectos adversos.
  • Medicamentos biológicos: cambian el funcionamiento de partes específicas del sistema inmunológico.
  • Medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FARME): estos incluyen varios medicamentos que pueden reducir la inflamación o inhibir el sistema inmunológico.

Con algunos de estos medicamentos, existe el riesgo de efectos adversos. Un médico preparará un plan de tratamiento individualizado que se adapte a las necesidades de la persona.

Los cambios en la dieta también pueden ayudar a algunas personas con JPsA. Un médico puede recomendar:

  • Suplementación nutricional. Puede ayudar ajustar la dieta o tomar suplementos para aumentar la ingesta de vitamina D y calcio. Estos nutrientes fortalecen y apoyan la salud de los huesos.
  • Desencadenar la evitación. Algunos alimentos pueden desencadenar síntomas y evitarlos puede ayudar a prevenir los brotes. Sin embargo, existe una investigación limitada en esta área.

Las terapias físicas pueden incluir:

  • Ejercicio. El ejercicio puede fortalecer las articulaciones y aumentar la flexibilidad, y también apoya la salud y el bienestar en general. Un fisioterapeuta puede aconsejarle sobre el mejor plan de ejercicios para cada niño.
  • Terapia ocupacional. Un terapeuta ocupacional puede ayudar a abordar cualquier problema que pueda tener un niño al realizar las tareas diarias.
  • Hidroterapia. Esto implica hacer ejercicio en una piscina tibia y puede ser una forma suave de fortalecer las articulaciones y mejorar la flexibilidad. Un fisioterapeuta suele supervisar estas sesiones.

Si hay una erupción psoriásica, el médico puede recomendar tratamientos tópicos, como humectantes y cremas o ungüentos con esteroides.

La terapia de luz o fototerapia también puede ayudar a tratar este tipo de erupción. Las sesiones implican exponer la piel a la luz ultravioleta. Un dermatólogo suele realizar estas sesiones en una clínica u hospital.

Los siguientes cambios en el estilo de vida también pueden ayudar a reducir los síntomas de JPsA:

  • Evitar el humo de los cigarrillos y otros productos de tabaco, ya que el humo de segunda mano puede desencadenar brotes en algunos niños.
  • comer una dieta sana y equilibrada
  • mantener un peso saludable

panorama

La JPsA es una afección a largo plazo, pero el diagnóstico y el tratamiento tempranos pueden mejorar los síntomas y reducir los brotes.

Recibir tratamiento a una edad temprana también puede ayudar a minimizar el daño a las articulaciones y los huesos y reducir el riesgo de complicaciones, como la osteoporosis.

Es importante que cualquier niño o adolescente con articulaciones inflamadas y dolorosas acuda al médico.

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