Qué saber sobre una fuga de LCR

El líquido cefalorraquídeo (LCR) es un líquido transparente que rodea el cerebro y la médula espinal. Su función es suministrar nutrientes a estas áreas y proteger el cerebro dentro del cráneo.

El cerebro está cubierto por capas delgadas de tejido, llamadas colectivamente duramadre, y el LCR puede escapar a través de un desgarro en este tejido. Luego, el líquido puede filtrarse por la nariz o los oídos o hacia otras partes del cuerpo.

Además, el SFC en la columna vertebral puede filtrarse a los músculos y al tejido conectivo que rodea la columna vertebral.

Una fuga de LCR es un problema grave que puede causar complicaciones como dolores de cabeza, meningitis y convulsiones.

Este artículo describe las causas y los síntomas de una fuga de LCR. También analiza cómo los médicos diagnostican y tratan el problema y qué esperar durante la recuperación.

Síntomas

Una persona con una fuga de LCR puede experimentar dolor de cabeza erguido, tinnitus y pérdida de audición.

Según la Spinal CSF Leak Foundation, el síntoma más común de una fuga de LCR es un dolor de cabeza erguido, un dolor de cabeza que empeora cuando la cabeza está en posición vertical, como cuando una persona está sentada o de pie. Estos dolores de cabeza generalmente mejoran cuando la persona se acuesta.

A veces, la posición de la cabeza no afecta directamente la gravedad del dolor de cabeza. En cambio, una persona puede experimentar un dolor de cabeza que empeora a lo largo del día.

Una persona con una fuga de LCR también puede notar que sale un líquido claro y acuoso de la nariz o las orejas cuando mueven la cabeza, especialmente al inclinarse hacia adelante. El LCR también puede drenar por la parte posterior de la garganta. La gente describe el sabor como salado y metálico.

Otros síntomas de una fuga de LCR incluyen:

  • tinnitus o zumbido en los oídos
  • pérdida de la audición
  • cambios en la visión

Causas

En los adultos, hasta el 90% de todas las fugas de LCR se deben a lesiones en la cabeza.

Las lesiones en la cabeza por fuerza contundente pueden fracturar los huesos de la cara o los temporales a ambos lados del cráneo. Estas fracturas también pueden desgarrar la duramadre y provocar una fuga de LCR.

Otras causas de una fuga de LCR, en el cráneo o la columna, incluyen:

  • infección
  • una inyección epidural
  • una inyección de anestesia
  • una punción lumbar
  • tumores cerebrales
  • cirugía en o alrededor de la base del cráneo o la columna
  • anomalías estructurales del cráneo que han estado presentes desde el nacimiento

Diagnóstico

Un médico puede usar una serie de pruebas para diagnosticar una fuga de LCR.

Una prueba consiste en colocar una muestra de lo que el médico sospecha que es una descarga de LCR en un trozo de papel de filtro. Una vez en contacto con el papel, cualquier líquido cefalorraquídeo se separará de la sangre o la mucosidad. El resultado formará dos anillos distintos, llamados un signo de "objetivo" o "anillo doble".

Un profesional de la salud a menudo puede identificar el LCR con solo mirar una muestra en un pañuelo o gasa. A diferencia del moco, que es espeso y pegajoso, el LCR es claro y acuoso.

En comparación con el moco, el LCR también tiene una alta concentración de glucosa. Verificar los niveles de glucosa en la secreción nasal puede ayudar a determinar si contiene LCR. Cualquier muestra de descarga que contenga LCR puede indicar una fuga.

Si un médico sospecha una fuga de LCR, puede solicitar una tomografía computarizada o una resonancia magnética para ayudar a confirmar el diagnóstico y localizar la fuga.

Opciones de tratamiento

El tratamiento de una fuga de LCR depende de su gravedad y la causa. Algunas fugas responden al tratamiento conservador, mientras que otras requieren enfoques más invasivos.

Tratamientos conservadores

Los tratamientos conservadores se centran principalmente en controlar los síntomas. Estos tratamientos pueden incluir:

  • reposo en cama
  • mantenerse hidratado
  • tomar analgésicos de venta libre o recetados
  • recibir infusiones intravenosas de cafeína

Tratamientos invasivos

Una fuga de LCR que no responde al tratamiento conservador puede requerir enfoques más invasivos, como los que se describen a continuación.

Un parche de sangre epidural

Un parche de sangre epidural es un procedimiento quirúrgico que implica el uso de la propia sangre de una persona para parchear los desgarros en la duramadre.

Durante el procedimiento, el cirujano extrae de 5 a 25 mililitros de sangre de la persona y luego la inyecta en un espacio justo fuera del desgarro en la duramadre.

Los parches de sangre epidural tienen altas tasas de éxito, pero es posible que no curen todos los tipos de fugas de LCR.

En un estudio de 2016, los investigadores compararon las tasas de éxito de los parches de sangre epidural en 133 personas con fugas de LCR.

Los investigadores dividieron a los participantes en dos grupos según el tipo de fuga de LCR. En un grupo, los procedimientos médicos fueron los responsables de las filtraciones. En el otro grupo, no se identificó una causa.

En el 90,9% de las fugas de LCR resultantes de procedimientos médicos, un solo parche de sangre trató con éxito cada fuga. En el otro grupo, sin embargo, solo el 44,1% de los participantes experimentó una recuperación completa después de haber recibido un solo parche. El resto del grupo requirió tratamiento adicional.

Cirugía

Un médico puede recomendar una cirugía si una persona tiene:

  • una fuga de LCR que no mejora con un tratamiento conservador
  • una fuga grave de LCR que es poco probable que se cure por sí sola
  • coagulación de la sangre en el cerebro o la médula espinal
  • tejido cerebral herniado que empuja hacia los oídos o la nariz
  • meningitis

La cirugía implica suturar, o coser, cualquier desgarro para evitar una mayor fuga de LCR.

El abordaje específico depende de la ubicación del desgarro. Por ejemplo, si hay un desgarro en la duramadre en la parte frontal de la cabeza y hace que el líquido se filtre por la nariz, el neurocirujano puede realizar una reparación endoscópica.

Esto es mínimamente invasivo e implica insertar un tubo delgado y flexible llamado endoscopio a través de la nariz y luego pasar pequeñas herramientas quirúrgicas a través del tubo para reparar el desgarro.

Si un desgarro hace que el LCR drene de los oídos, un neurocirujano deberá realizar una cirugía abierta. Esto implica hacer una incisión en el cuero cabelludo.

Si bien un abordaje endoscópico presenta menos riesgos que la cirugía abierta tradicional, los dos métodos tienen tasas de éxito similares.

Una revisión de 2013 comparó las tasas de éxito de los tratamientos quirúrgicos endoscópicos y tradicionales de las fugas de LCR en la parte frontal del cráneo. La revisión evaluó 71 estudios, con un total de 1178 participantes. Los investigadores encontraron que cada método trató con éxito alrededor del 90% de las fugas de LCR.

Cuando ver a un doctor

Una persona debe considerar la posibilidad de consultar a un médico si experimenta alguno de los siguientes síntomas de una fuga de LCR:

  • una secreción nasal persistente
  • drenaje de los oídos
  • un dolor de cabeza que empeora cuando la cabeza está erguida

Además, cualquier persona que experimente síntomas de una fuga de LCR después de cualquiera de los siguientes casos debe buscar atención médica:

  • una herida en la cabeza
  • una epidural reciente
  • cirugía cerebral
  • cirugía de la médula espinal

Recuperación

La recuperación depende en gran medida de la gravedad de la fuga y del tipo de tratamiento.

Las personas que reciben tratamiento conservador pueden esperar permanecer en cama durante al menos 3 días. El médico puede recomendar mantener la cabeza elevada para estimular el drenaje de LCR.

Sin embargo, si el líquido se drena demasiado rápido, puede causar que se formen bolsas de gas, llamadas aeroceles craneales, dentro del cráneo.

Otras posibles complicaciones de una fuga de LCR incluyen:

  • hernia cerebral, que implica la dislocación del tejido cerebral dentro del cráneo
  • un golpe
  • una coma

Cuando una persona se ha sometido a una reparación quirúrgica, puede esperar permanecer en el hospital durante unos días o semanas. Durante este tiempo, los profesionales sanitarios vigilarán de cerca su recuperación y comprobarán si hay signos de complicaciones, como:

  • abscesos
  • infecciones
  • meningitis

panorama

El diagnóstico temprano y preciso de una fuga de LCR puede conducir a mejores resultados del tratamiento. También puede ayudar a prevenir complicaciones.

Si los síntomas no mejoran dentro de los 10 días posteriores al tratamiento conservador, o si regresan, puede ser necesaria una intervención más invasiva.

Tanto el parche de sangre epidural como los procedimientos quirúrgicos tienen tasas de éxito relativamente altas. Sin embargo, es posible que no funcionen. Incluso después de la cirugía, algunas personas continúan experimentando síntomas o discapacidad como resultado de la fuga de LCR.

Un médico u otro profesional de la salud que se especialice en afecciones neurológicas puede analizar las opciones y recomendar un curso de tratamiento.

Resumen

Una fuga de LCR es un problema de salud grave. Implica este tipo de líquido que se escapa a través de un desgarro en la duramadre.

Los síntomas de una fuga de LCR incluyen drenaje de líquido de los oídos o la nariz y dolor de cabeza que empeora cuando la cabeza está erguida.

Estas fugas pueden resultar de lesiones en la cabeza, infecciones y ciertos procedimientos médicos. Aunque este problema puede no causar síntomas alarmantes, puede provocar complicaciones si la persona no recibe el tratamiento adecuado.

El tratamiento adecuado varía en función de factores específicos de cada persona. El tratamiento conservador temprano generalmente implica reposo en cama e hidratación. Si los síntomas no mejoran en 10 días, la persona puede requerir un procedimiento más invasivo, como un parche de sangre epidural o una cirugía.

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