Todo sobre la enfermedad degenerativa del disco

La enfermedad degenerativa del disco es una afección relacionada con la edad que ocurre cuando uno o más de los discos entre las vértebras de la columna vertebral se deterioran o se rompen, provocando dolor.

Puede haber debilidad, entumecimiento y dolor que se irradia hacia la pierna.

A pesar de su nombre, la enfermedad degenerativa del disco no es una enfermedad, sino una ocurrencia natural que viene con el envejecimiento.

Los discos de goma entre las vértebras normalmente permiten flexionar y doblar la espalda, como amortiguadores. Con el tiempo, se desgastan y ya no ofrecen tanta protección como antes.

Tratamiento

A veces, el disco sobresale entre las vértebras. Esto se conoce como hernia de disco.

El tratamiento puede incluir terapia ocupacional, fisioterapia o ambas, ejercicios especiales, medicamentos, pérdida de peso y cirugía.

Las opciones médicas incluyen inyectar esteroides y un anestésico local en las articulaciones cercanas al disco dañado. Se denominan inyecciones en las articulaciones facetarias. Pueden proporcionar un alivio eficaz del dolor.

La rizotomía facetaria es una corriente de radiofrecuencia que amortigua los nervios alrededor de la articulación facetaria, evitando que las señales de dolor lleguen al cerebro. Los pacientes que responden bien a las inyecciones en las articulaciones facetarias pueden beneficiarse de estas. El alivio del dolor puede durar más de un año.

La anuloplastia electrotérmica intradiscal (IDET) consiste en insertar un catéter en el disco y calentarlo. Esto parece reducir el dolor, posiblemente al hacer que el colágeno se contraiga para reparar el daño en el disco. El mecanismo exacto sigue sin estar claro.

Los medicamentos incluyen analgésicos, como Tylenol, y antiinflamatorios no esteroides (AINE), como ibuprofeno. También se pueden recetar esteroides y relajantes musculares.

Algunas posiciones pueden ayudar a aliviar los síntomas. Arrodillarse o recostarse, por ejemplo, puede ser menos doloroso que sentarse.

Un corsé o un aparato ortopédico pueden ofrecer soporte para la espalda.

Síntomas

La degeneración del disco puede no causar síntomas o el dolor puede ser tan intenso que el individuo no puede continuar con sus actividades diarias.

La afección comienza con un daño en la columna, pero con el tiempo, los síntomas pueden afectar otras partes del cuerpo. Los síntomas suelen empeorar con la edad.

La incomodidad puede variar de leve a severa y debilitante. Puede provocar osteoartritis, con dolor y rigidez en la espalda.

El síntoma temprano más común suele ser dolor y debilidad en la espalda que se irradia a otra área.

Si el daño está en la zona lumbar o en la columna lumbar, el malestar puede irradiarse a las nalgas y la parte superior de los muslos. También puede haber hormigueo, entumecimiento o ambos en las piernas o los pies.

Si el daño está en el área del cuello o en la columna cervical, el dolor puede extenderse al hombro, brazo y mano.

También puede haber inestabilidad en la columna vertebral, lo que lleva a espasmos musculares en la parte inferior de la espalda o el cuello, mientras el cuerpo intenta estabilizar las vértebras. Esto puede resultar doloroso.

El individuo puede experimentar brotes de dolor intenso.

El dolor puede empeorar al sentarse, agacharse, levantarse o torcerse. Caminar, acostarse y cambiar de posición pueden ayudar a aliviarlo.

Causas

Los discos intervertebrales, también conocidos como fibrocartílago intervertebral o discos espinales, proporcionan el acolchado entre las vértebras de la columna. Tienen una estructura elástica, hecha de tejido de fibrocartílago.

La parte exterior del disco se conoce como anillo fibroso. Es resistente y fibroso, y consta de varias capas superpuestas.

El núcleo interno del disco es el núcleo pulposo. Es suave y gelatinoso.

Los discos intervertebrales amortiguan el estrés cuando la columna se mueve o soporta peso. También ayudan a que la columna vertebral se doble.

A medida que las personas envejecen, las tensiones diarias repetidas en la columna y las lesiones ocasionales, incluidas las leves e inadvertidas, pueden dañar los discos de la espalda.

Los cambios incluyen:

  • Pérdida de líquido: los discos intervertebrales de un adulto joven sano constan de hasta un 90 por ciento de líquido. Con la edad, el contenido de líquido disminuye, lo que hace que el disco sea más delgado. La distancia entre las vértebras se reduce y se vuelve menos eficaz como cojín o amortiguador.
  • Estructura del disco: se desarrollan desgarros o grietas muy pequeñas en la capa externa del disco. El material blando y gelatinoso en la parte interior puede filtrarse a través de las grietas o rasgaduras, dando como resultado un disco abultado o roto. El disco puede romperse en fragmentos.

Cuando las vértebras tienen menos acolchado entre ellas, la columna se vuelve menos estable.

Para compensar, el cuerpo construye osteofitos o espolones óseos, pequeñas proyecciones óseas que se desarrollan a lo largo del borde de los huesos. Estas proyecciones pueden presionar contra la médula espinal o las raíces nerviosas espinales. Pueden minar la función nerviosa y causar dolor.

Otros problemas incluyen:

  • una ruptura del cartílago, el tejido que amortigua las articulaciones
  • un disco abultado, conocido como disco herniado
  • un estrechamiento del canal espinal o estenosis espinal

Estos cambios pueden afectar los nervios y provocar dolor, debilidad y entumecimiento.

Factores de riesgo

La edad es el mayor factor de riesgo, pero algunos otros factores pueden acelerar el proceso de degeneración.

Éstos incluyen:

  • obesidad
  • arduo trabajo físico
  • fumar tabaco
  • una lesión aguda o repentina, como una caída

El dolor degenerativo del disco puede comenzar cuando una lesión mayor o menor conduce a un dolor de espalda repentino e inesperado, o puede presentarse como un dolor de espalda leve que empeora con el tiempo.

Diagnóstico

El médico le preguntará acerca de los síntomas, cuándo y dónde ocurre el dolor, si hay hormigueo o entumecimiento y qué situaciones causan más dolor. También preguntarán sobre caídas, lesiones o accidentes.

Un examen físico puede evaluar:

  • Fuerza muscular: el médico puede comprobar si hay atrofia, emaciación o movimientos anormales.
  • Dolor con el movimiento o en respuesta al tacto: se le pedirá al paciente que se mueva de formas específicas. Si la presión aplicada a la zona lumbar causa dolor, puede haber un disco degenerado.
  • Función nerviosa: el médico golpea diferentes áreas con un martillo de reflejos. Una reacción deficiente o nula podría indicar una raíz nerviosa comprimida. Se pueden usar estímulos fríos y calientes para ver qué tan bien reaccionan los nervios a los cambios de temperatura.

El médico puede ordenar las siguientes pruebas de diagnóstico:

  • Exploraciones por imágenes, como CT o MRI, para recopilar información sobre el estado de los nervios espinales, los discos y cómo están alineados.
  • Discograma, que consiste en inyectar un tinte en el centro blando del disco o en varios discos. El objetivo es ver si el disco duele. El tinte aparece en una tomografía computarizada o una radiografía. Sin embargo, el uso del discograma puede ser controvertido porque las hernias de disco no siempre causan síntomas.

El médico también puede realizar pruebas para detectar otras afecciones, como un tumor u otro tipo de daño, para garantizar un diagnóstico correcto.

Ejercicios

La fisioterapia y el ejercicio que fortalece el núcleo, como el yoga o el pilates, pueden ayudar a controlar la enfermedad degenerativa del disco.

Los ejercicios pueden ayudar a fortalecer y estabilizar el área alrededor de los discos afectados y a aumentar la movilidad.

Los ejercicios que fortalecen los músculos de la espalda y el estómago incluyen caminar, andar en bicicleta y nadar, así como programas de fortalecimiento del núcleo, como yoga y pilates.

El Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido recomienda algunos ejercicios sencillos para probar en casa.

Acuéstese de espaldas en el suelo o en una cama, con los pies apoyados en el suelo.

1. Presione la parte inferior de la espalda hacia el suelo. Mantenga durante 5 segundos. Repite 10 veces.

2. En la misma posición, junte las nalgas y levántelas suavemente para formar un puente bajo. Si es difícil hacer un puente, simplemente apretar las nalgas puede ayudar. Haz esto 10 veces.

3. Mueva suavemente las rodillas de un lado a otro.

Levantar pesas puede ayudar, pero debe hacerse bajo guía y sin doblar el cuerpo.

Cirugía

Los pacientes que no responden a las terapias conservadoras en aproximadamente 3 meses pueden considerar la cirugía.

Esta puede ser una opción si hay:

  • dolor de espalda o piernas que impide que el paciente lleve a cabo sus actividades habituales
  • entumecimiento o debilidad en las piernas
  • dificultad para pararse o caminar

Están disponibles las siguientes opciones quirúrgicas:

Si el tratamiento conservador no tiene el efecto deseado, es posible que se requiera cirugía de columna para corregir el disco degenerado.

Cirugía de estabilización o fusión espinal: la fusión de dos vértebras proporciona estabilidad a la columna.

Esto se puede hacer en cualquier parte de la columna, pero es más común en la zona lumbar y el cuello. Estas son las partes más móviles de la columna.

Esto puede aliviar el dolor extremo en pacientes cuya columna vertebral ya no puede soportar su peso, pero también puede acelerar la degeneración de los discos próximos a las vértebras fusionadas.

Cirugía de descompresión: varias opciones para extirpar parte de la articulación del disco pueden aliviar la presión sobre los nervios.

Un paciente que desarrolla osteoartritis, una hernia de disco o estenosis espinal puede necesitar otros tipos de tratamiento.

Terapia con células madre

Investigadores de la Universidad de Queensland, Australia, han tenido cierto éxito con un enfoque basado en la ingeniería de tejidos que utiliza células madre.

El objetivo es estimular la generación de cartílago funcional mediante un sistema de hidrogel inyectable. Los investigadores concluyeron que la terapia con células madre podría ser útil para la regeneración del disco intervertebral.

El veredicto aún no se ha emitido y se necesitan muchos más estudios para demostrar que este tratamiento es seguro y eficaz.

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