Depresión: el receptor cerebral 'huérfano' puede ser el culpable

Una nueva investigación descubre un receptor cerebral que podría explicar por qué algunas personas experimentan un trastorno depresivo mayor después de un evento estresante, mientras que otras no.

Los llamados receptores cerebrales huérfanos pueden explicar por qué algunas personas desarrollan depresión después de un evento traumático.

Recientemente, una cantidad cada vez mayor de estudios se ha centrado en las causas neurológicas de la depresión, que es una afección psiquiátrica que afecta a más de 16 millones de adultos en los Estados Unidos.

Hace solo unos meses, uno de esos estudios señaló que la depresión se origina en áreas del cerebro asociadas con la memoria y la recompensa.

Y, hace solo unos días, otro estudio presentó un mapa cerebral eléctrico de la depresión que podría predecir quién desarrolla la afección.

Ahora, los investigadores del Instituto de Investigación Scripps (TSRI) en Jupiter, FL, pueden haber descubierto un nuevo objetivo farmacológico para el tratamiento de la depresión.

Los científicos dirigidos por Kirill Martemyanov, Ph.D. - copresidente del Departamento de Neurociencia de TSRI - se centró en un receptor cerebral llamado GPR158 después de que notaron que los niveles de la proteína GPR158 eran muy altos en personas con depresión.

Entonces, Martemyanov y sus colegas examinaron el comportamiento de este receptor cerebral en ratones que habían sido sometidos a estrés crónico. Sus hallazgos fueron publicados en la revista eLife.

Estudio de los "receptores cerebrales huérfanos" en ratones

Los investigadores examinaron tanto a los roedores que tenían el receptor como a los que no. La exposición de los ratones que tenían GPR158 al estrés crónico aumentó los niveles de la proteína en las cortezas prefrontales de los roedores.

Martemyanov y sus colegas también notaron que niveles excesivos de GPR158 conducían a signos conductuales de depresión en ratones, como anhedonia, o la repentina incapacidad para disfrutar de actividades que solían ser placenteras, y reacciones fisiológicas similares a la ansiedad.

En comparación, los investigadores informan que la eliminación genética de GPR158 "condujo a un fenotipo prominente similar a un antidepresivo y resistencia al estrés" en los ratones.

Martemyanov explica que los receptores cerebrales GPR158 se denominan "receptores huérfanos" porque aún no se sabe a qué sustancia química se une la proteína.

Se trata de "proteínas que parecen unirse y responder a una hormona o una sustancia química del cerebro, según la similitud de sus secuencias con otras proteínas". Sin embargo, sus socios vinculantes siguen siendo misteriosos.

¿Por qué algunas personas son resistentes a la depresión?

Cosas como pasar por un divorcio, la muerte de un ser querido o perder el trabajo pueden ser experiencias traumáticas.

Si bien el riesgo de depresión aumenta después de tales experiencias, algunas personas desarrollan la afección mientras que otras no.

Como explican los autores del nuevo estudio, sus hallazgos podrían ofrecer algunas pistas sobre por qué sucede esto. Ellos plantean la hipótesis de que quizás también en los humanos, la falta de GPR158 hace que las personas sean genéticamente resistentes a la depresión.

Como la coautora del estudio, Laurie Sutton, Ph.D. —Explica un investigador asociado del TSRI—, los hallazgos parecen respaldar la evidencia observacional de individuos que han sido sometidos a estrés crónico. "Siempre hay una pequeña población que es resistente, no muestra el fenotipo depresivo", dice.

Los hallazgos pueden cambiar el tratamiento

Existe una gran necesidad de alternativas a los tratamientos tradicionales para la depresión, explican los científicos. Dicen que los efectos de los antidepresivos actuales a veces pueden tardar un mes en surtir efecto y que los medicamentos no funcionan para todos los que tienen depresión.

Además, incluso cuando son efectivos, los antidepresivos pueden tener una variedad de efectos secundarios, como embotamiento de las emociones o disminución del deseo sexual.

El coautor del estudio, Cesare Orlandi, Ph.D. - un investigador asociado senior de TSRI - dice: "Necesitamos saber qué está sucediendo en el cerebro para poder desarrollar terapias más eficientes".

Ahora que los investigadores han descubierto el papel de GPR158, "el siguiente paso en este proceso es encontrar un fármaco que pueda apuntar a este receptor", dice Martemyanov.

De hecho, este equipo no es el único que intenta encontrar tratamientos alternativos para el trastorno depresivo mayor; Recientemente cubrimos estudios que exploran los beneficios de la psilocibina, el compuesto psicoactivo de los hongos mágicos, o los de los extractos de uva para tratar la afección.

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