Cómo el sistema inmunológico intestinal nutre y protege

Los intestinos de los mamíferos permiten que los nutrientes pasen al resto del cuerpo mientras impiden que la mayoría de las bacterias dañinas hagan lo mismo. Una nueva investigación en ratones ahora revela cómo esto es posible, lo que sugiere implicaciones para el diseño y la administración de fármacos.

Los investigadores han estudiado las entrañas de los ratones para aprender más sobre la capacidad de los intestinos para nutrir y proteger contra las bacterias dañinas.

Los mamíferos, incluidos los humanos, poseen dos intestinos, el pequeño y el grande, como parte de su sistema digestivo. Estos intestinos juntos forman el tracto gastrointestinal inferior y juegan un papel crucial en la digestión y la excreción.

En el tracto gastrointestinal inferior, los alimentos parcialmente digeridos del estómago se descomponen aún más en sus nutrientes constituyentes, que luego pasan al torrente sanguíneo a través de la pared intestinal, de modo que pueden llegar a diferentes órganos y partes del cuerpo.

Sin embargo, al mismo tiempo, la pared intestinal evita que la mayoría de los agentes dañinos pasen e infecten la sangre. Pero, ¿cómo sucede? Esta es la pregunta que los investigadores de la Universidad Rockefeller en Nueva York, NY, han tratado de responder mediante la realización de un estudio preliminar en ratones.

La investigación, cuyos hallazgos aparecen en la revista. Naturaleza - revela una distinción esencial en la estructura y organización del sistema inmunológico intestinal, lo que hace que ciertas partes del intestino sean más propensas a desarrollar una respuesta inmune contra patógenos (agentes nocivos) que otras partes.

"A primera vista, el intestino parece uniforme en todas partes", explica el autor del estudio, Daniel Mucida.

"Pero hemos encontrado un sofisticado sistema funcional al acecho debajo de la superficie, organizado en segmentos para permitir diferentes funciones del sistema inmunológico en diferentes lugares".

Daniel Mucida

Nuevos descubrimientos e implicaciones clínicas

Para comprender mejor cómo los intestinos “detectan” bacterias dañinas y las mantienen a raya, los investigadores observaron los ganglios linfáticos que drenan los intestinos en ratones. Estas estructuras ayudan a montar una respuesta inmune contra los patógenos, asegurando que no atraviesen la pared intestinal.

Los investigadores hicieron dos hallazgos importantes: en primer lugar, que los diferentes ganglios linfáticos intestinales tienen distintas composiciones celulares y, en segundo lugar, que estas dependen de en qué parte del tracto gastrointestinal inferior se encuentren.

Para averiguar cómo respondían los diferentes ganglios linfáticos a los patógenos, los investigadores introdujeron Salmonella enterica en las entrañas de los ratones. Al hacer esto, vieron que algunos ganglios linfáticos tenían más probabilidades de generar una respuesta inmune contra la bacteria que otros.

Específicamente, fueron los ganglios linfáticos del intestino grueso (colon) los que reaccionaron contra el Salmonela, asegurándose de que no infectara el resto del sistema.

Por el contrario, los ganglios linfáticos del intestino delgado desempeñaron un papel más importante en la absorción de nutrientes y su entrega al torrente sanguíneo.

Los investigadores explican que esta separación tiene sentido: una vez que el intestino delgado ha absorbido los nutrientes, los ganglios linfáticos del intestino grueso pueden atacar y eliminar cualquier patógeno.

Mucida y sus colegas también señalan que saber qué parte del intestino es capaz de generar la respuesta inmune más fuerte puede ayudar a los investigadores a diseñar mejores estrategias terapéuticas para las afecciones gastrointestinales.

Además, las revelaciones actuales podrían allanar el camino para mejorar la eficacia de las vacunas orales, que, hasta ahora, no han podido generar respuestas inmunes lo suficientemente fuertes.

Después de considerar los hallazgos del presente estudio, sus autores creen que las vacunas orales pueden ser ineficaces porque sus ingredientes activos interactúan con elementos del sistema inmunológico en el intestino delgado, que no pueden generar una respuesta inmune sólida.

“En teoría, apuntar al extremo distante del intestino podría ser más eficiente para inducir la respuesta inmune requerida”, señala Mucida, y agrega que, “[si] si aprovechamos la región correcta del intestino, podríamos ver que algunas vacunas funcionan que han fallado anteriormente ".

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