Las células de cáncer de páncreas son 'adictas' a proteínas clave

Una nueva investigación encuentra que las células cancerosas en una forma particularmente agresiva de cáncer de páncreas dependen en gran medida de una proteína clave para crecer y propagarse. Los hallazgos pronto pueden conducir a nuevos tratamientos y estrategias de prevención.

Las células de cáncer de páncreas son "adictas" a una determinada proteína, según una nueva investigación.

El cáncer de páncreas es particularmente difícil de tratar. La Sociedad Estadounidense del Cáncer estima que hasta el 61 por ciento de las personas con cáncer de páncreas en etapa temprana viven al menos 5 años después del diagnóstico.

Algunos subtipos de cáncer de páncreas son más agresivos que otros. Por ejemplo, el adenocarcinoma ductal de páncreas generalmente ya se encuentra en una etapa avanzada cuando los médicos lo detectan, y su tasa de supervivencia a 5 años es inferior al 10 por ciento.

Sin embargo, una nueva investigación puede haber identificado la principal debilidad de esta agresiva forma de cáncer, que es que sus células son adictas a una proteína clave.

El Dr. Christopher Vakoc, PhD, profesor del Laboratorio Cold Spring Harbor en Nueva York, y su equipo investigaron la razón por la que este subtipo de cáncer de páncreas es tan agresivo.

Hasta ahora, los investigadores sabían que una determinada mutación era la culpable de la progresión de la enfermedad, pero no sabían exactamente qué desencadenó la mutación en primer lugar.

En el nuevo estudio, encontraron un gen que codifica una proteína que está altamente expresada en este cáncer particularmente agresivo.

Timothy Somerville, becario postdoctoral en el laboratorio del profesor Vakoc, es el autor principal del nuevo artículo, que se publicó recientemente en la revista Informes de celda.

Descubrir qué impulsa el crecimiento tumoral

Somerville explica que una persona con un diagnóstico de cáncer de páncreas vive un promedio de 2 años. Sin embargo, aquellos en el pequeño subconjunto de personas con adenocarcinoma ductal pancreático tienen una perspectiva mucho menos favorable de menos de un año.

"Esta versión del cáncer es especialmente mortal", señala Somerville.

Los investigadores del equipo del Prof. Vakoc plantearon la hipótesis de que una proteína específica puede ser responsable de hacer que este cáncer sea tan agresivo.

Para determinar qué proteína era, los investigadores utilizaron "análisis de transcriptoma existentes de tumores [adenocarcinoma ductal pancreático]" en busca de un factor de transcripción que actúe como un "regulador maestro".

Los factores de transcripción son "proteínas clave que decodifican la información en nuestro genoma para expresar un conjunto preciso y único de proteínas y moléculas de ARN en cada tipo de célula de nuestro cuerpo". Contienen dominios "que se unen al ADN de regiones promotoras o potenciadoras de genes específicos".

En el caso de los cánceres de páncreas, los investigadores creían que el "factor de transcripción regulador maestro" daría al adenocarcinoma ductal pancreático su calidad escamosa.

“[Los análisis revelaron] un gen [y la proteína que produce] llamado Tumor-Protein 63 (TP63) que se expresa específicamente en esta forma agresiva de cáncer de páncreas”, dice Somerville.

Como explican los investigadores, la proteína P63 no suele pertenecer al páncreas. En cambio, su función principal es ayudar a crear células cutáneas especializadas llamadas células escamosas. En el adenocarcinoma ductal pancreático, reveló el nuevo estudio, esta proteína hizo que las células pancreáticas se transformaran en algo que no deberían.

Suprimir P63 como nuevo tratamiento

Para replicar sus hallazgos, los investigadores estudiaron el comportamiento de esta proteína utilizando "cultivos de organoides humanos derivados de tejido pancreático normal o tumores [adenocarcinoma ductal pancreático]".

Estos análisis revelaron que la presencia de TP63 dentro del tumor permitió que las células cancerosas crecieran, se multiplicaran y migraran a otras partes del cuerpo. Sin embargo, la "ayuda" de TP63 tuvo un precio para las células cancerosas.

"Uno de los hallazgos alentadores es que cuando esto sucede", explica Somerville, "las células cancerosas se vuelven tan dependientes de P63 que en realidad necesitan P63 para su crecimiento continuo".

"Así que, en el futuro, estamos buscando enfoques para suprimir la actividad inapropiada de P63 como una opción de tratamiento para los pacientes".

El autor principal agrega que comprender por qué el gen P63 se activa en ciertos individuos conduciría a valiosas medidas preventivas. Este es el próximo objetivo del equipo de investigación.

"Si podemos evitar que suceda", dice Somerville, "podría ser realmente bueno para la supervivencia de este grupo más vulnerable de pacientes con cáncer".

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