¿Qué es la artritis reumatoide?

La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune incapacitante, progresiva y de larga duración. Provoca inflamación, hinchazón y dolor en y alrededor de las articulaciones y otros órganos del cuerpo.

La artritis reumatoide (AR) generalmente afecta primero las manos y los pies, pero puede ocurrir en cualquier articulación. Por lo general, involucra las mismas articulaciones en ambos lados del cuerpo.

Los síntomas comunes incluyen rigidez en las articulaciones, especialmente al levantarse por las mañanas o después de sentarse un rato. Algunas personas a menudo experimentan fatiga y una sensación general de malestar.

La Red de apoyo para la artritis reumatoide estima que la AR afecta hasta el 1 por ciento de la población mundial y más de 1.3 millones de personas en Estados Unidos.

¿Qué es la artritis reumatoide?

La artritis reumatoide causa dolor, enrojecimiento e hinchazón en las articulaciones y una sensación de malestar general.

La AR es una enfermedad autoinmune. También es una enfermedad sistémica, lo que significa que afecta a todo el cuerpo.

Ocurre cuando el sistema inmunológico de una persona confunde los tejidos sanos del cuerpo con invasores extraños.

A medida que responde el sistema inmunológico, se produce inflamación en el tejido u órgano diana.

En el caso de la AR, puede tratarse de las articulaciones, los pulmones, los ojos y el corazón.

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Síntomas

Los síntomas de la AR incluyen:

  • dolor, hinchazón y rigidez en más de una articulación
  • afectación articular simétrica
  • deformidad articular
  • inestabilidad al caminar
  • una sensación general de malestar
  • fiebre
  • pérdida de función y movilidad
  • pérdida de peso
  • debilidad

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los síntomas suelen afectar las mismas articulaciones en ambos lados del cuerpo.

Los síntomas tienden a aparecer y desaparecer. Durante una remisión, pueden desaparecer o pueden ser leves. Sin embargo, durante un brote, pueden ser graves.

Causas

Nadie sabe qué causa el mal funcionamiento del sistema inmunológico.

Algunas personas parecen tener factores genéticos que lo hacen más probable. Una teoría es que las bacterias o un virus desencadenan la AR en personas que tienen esta característica genética.

En la AR, los anticuerpos del sistema inmunológico atacan la membrana sinovial, que es el revestimiento liso de una articulación. Cuando esto sucede, se produce dolor e inflamación.

La inflamación hace que la membrana sinovial se espese. Con el tiempo, si no se trata, puede invadir y destruir el cartílago, el tejido conectivo que protege los extremos de los huesos.

Los tendones y ligamentos que mantienen unida la articulación también pueden debilitarse y estirarse. La articulación finalmente pierde su forma y configuración. El daño puede ser severo.

Factores de riesgo

Los CDC señalan que las personas con un mayor riesgo de desarrollar AR pueden incluir aquellas que:

  • tiene 60 años o más
  • son mujeres
  • tener rasgos genéticos específicos
  • nunca he dado a luz
  • tiene obesidad
  • fuman tabaco o cuyos padres fumaban cuando eran niños

Complicaciones

Las personas con AR tienen un mayor riesgo de padecer otras afecciones, que incluyen:

  • enfermedad del corazón
  • obesidad

Las personas que tienen obesidad con AR también tienen un mayor riesgo de diabetes y presión arterial alta.

El daño articular que se produce con la AR puede dificultar la realización de las actividades diarias. La AR también puede ser impredecible. A menudo, una persona no sabe cuándo ocurrirá un brote.

Esta incertidumbre puede conducir a:

  • depresión, ansiedad y estrés
  • dificultades laborales

También existe un mayor riesgo de desarrollar las siguientes afecciones:

Síndrome del túnel carpiano: este es un tipo de daño nervioso que se debe a la compresión e irritación de un nervio en la muñeca. Los síntomas incluyen dolor, entumecimiento y hormigueo en los dedos, el pulgar y parte de la mano.

Inflamación: puede afectar los pulmones, el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos y otras partes del cuerpo.

Rotura de tendones: la inflamación de los tendones puede provocar roturas, especialmente en el dorso de los dedos.

Mielopatía cervical: la dislocación de las articulaciones del cuello o la columna cervical puede agregar presión a la médula espinal. Esto puede resultar en una disminución de la movilidad y dolor al moverse. A medida que avanza la AR, aumenta el riesgo de mielopatía cervical.

Vasculitis: la inflamación de los vasos sanguíneos puede hacer que se debiliten, engrosen, estrechen y cicatricen. Esto puede afectar el flujo sanguíneo a los tejidos y la función de los órganos puede verse afectada.

Susceptibilidad a las infecciones: existe un mayor riesgo de desarrollar resfriados, gripe, neumonía y otras enfermedades, especialmente si la persona está tomando medicamentos inmunosupresores para controlar la AR. Las personas con AR deben asegurarse de que sus vacunas, como las inyecciones contra la gripe, estén actualizadas.

Diagnóstico

En sus primeras etapas, puede ser difícil para un médico diagnosticar la AR, ya que puede parecerse a otras afecciones. Sin embargo, el diagnóstico y el tratamiento tempranos son fundamentales para frenar la progresión de la enfermedad.

Los CDC recomiendan el diagnóstico y una estrategia de tratamiento eficaz para comenzar dentro de los 6 meses posteriores al inicio de los síntomas.

Un médico observará los signos clínicos de inflamación de la persona y le preguntará cuánto tiempo ha estado allí y qué tan graves son los síntomas. También realizarán un examen físico para comprobar si hay hinchazón, limitaciones funcionales o deformidad.

Pueden recomendar algunas pruebas.

Análisis de sangre

Velocidad de sedimentación de eritrocitos (VSG o velocidad de sedimentación): esta prueba evalúa los niveles de inflamación en el cuerpo. Mide qué tan rápido los glóbulos rojos en un tubo de ensayo se separan del suero sanguíneo durante un período determinado. Si los glóbulos rojos se sedimentan rápidamente, los niveles de inflamación son altos. Esta prueba no es específica para la AR y es una prueba útil para otras afecciones o infecciones inflamatorias.

Proteína C reactiva (PCR): el hígado produce PCR. Un nivel más alto de PCR sugiere que hay inflamación en el cuerpo. Esta prueba no es específica para la AR y la PCR puede ocurrir en otras afecciones inflamatorias o infecciones.

Anemia: muchas personas con AR también tienen anemia. La anemia ocurre cuando hay muy pocos glóbulos rojos en la sangre. Los glóbulos rojos transportan oxígeno a los tejidos y órganos del cuerpo.

Factor reumatoide: si un anticuerpo conocido como factor reumatoide está presente en la sangre, puede indicar que hay AR. Sin embargo, no todas las personas con AR dan positivo por este factor.

Imágenes y radiografías

Una radiografía o una resonancia magnética de una articulación pueden ayudar al médico a identificar qué tipo de artritis está presente y monitorear el progreso de la AR a lo largo del tiempo.

Criterios de diagnóstico

En 2010, el American College of Rheumatology recomendó los siguientes criterios para diagnosticar la AR:

  • hay hinchazón en al menos una articulación y no tiene otra causa
  • Los resultados de al menos un análisis de sangre indican la presencia de AR
  • los síntomas han estado presentes durante al menos 6 semanas

Condiciones con síntomas similares

El médico deberá distinguir la AR de otras afecciones con síntomas similares, como:

  • gota
  • osteoartritis
  • lupus
  • artritis psoriásica

Tratamiento

El alivio del dolor y otros tipos de medicamentos pueden reducir los síntomas.

Si una persona recibe un diagnóstico de AR, el médico puede derivarla a un especialista conocido como reumatólogo, quien le asesorará sobre las opciones de tratamiento.

Actualmente no existe cura para la AR, pero el tratamiento puede ayudar a:

  • reducir la inflamación de las articulaciones
  • aliviar el dolor
  • minimizar cualquier pérdida de función causada por dolor, daño articular o deformidad
  • ralentizar o prevenir daños en las articulaciones

Las opciones incluyen medicamentos, fisioterapia, terapia ocupacional, asesoramiento y cirugía.

Medicamentos

Algunos medicamentos pueden ayudar a aliviar los síntomas y retrasar la progresión de la enfermedad.

Medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE): están disponibles sin receta en las farmacias. Los ejemplos incluyen Advil, Motrin y Aleve. El uso prolongado y las dosis altas pueden provocar efectos secundarios, como hematomas, úlceras gástricas, presión arterial alta y problemas renales y hepáticos.

Corticosteroides: estos medicamentos reducen el dolor y la inflamación y pueden desempeñar un papel en la ralentización del daño articular, pero no pueden curar la AR. Si los AINE no funcionan, un médico puede inyectar un esteroide en la articulación. El alivio suele ser rápido, pero el efecto es variable. Puede durar algunas semanas o meses, según la gravedad de los síntomas.

Los corticosteroides pueden ayudar con los síntomas agudos o los brotes a corto plazo. El uso prolongado de corticosteroides puede tener efectos secundarios graves. Estos incluyen cataratas, osteoporosis, glaucoma, diabetes mellitus y obesidad.

Fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAME)

Los DMARD pueden retardar la progresión de la AR y prevenir daños permanentes en las articulaciones y otros tejidos al interferir con el sistema inmunológico hiperactivo. Una persona suele tomar un DMARD de por vida.

Es más efectivo si una persona lo usa en las primeras etapas, pero puede llevar de 4 a 6 meses experimentar los beneficios por completo.

Algunas personas pueden tener que probar diferentes tipos de DMARD antes de encontrar el más adecuado.

Los ejemplos incluyen leflunomida (Arava), metotrexato (Rheumatrex, Trexall), sulfasalazina (Azulfidine), minociclina (Dynacin, Minocin) e hidroxicloroquina (Plaquenil).

Los efectos secundarios pueden incluir daño hepático y problemas relacionados con el sistema inmunológico, como supresión de la médula ósea y un mayor riesgo de infecciones pulmonares graves.

Otros tipos de inmunosupresores incluyen ciclosporina (Neoral, Sandimmune, Gengraf), azatioprina (Imuran, Azasan) y ciclofosfamida (Cytoxan).

Inhibidores del factor de necrosis tumoral alfa (inhibidores de TNF-alfa)

El cuerpo humano produce factor de necrosis tumoral alfa (TNF-alfa), una sustancia inflamatoria.

Los inhibidores de TNF-alfa previenen la inflamación. Pueden reducir el dolor, la rigidez matutina y las articulaciones inflamadas o sensibles. Las personas generalmente notan una mejoría 2 semanas después de comenzar el tratamiento.

Los ejemplos incluyen (Enbrel), infliximab (Remicade) y adalimumab (Humira).

Los posibles efectos secundarios incluyen:

  • un mayor riesgo de infección
  • trastornos de la sangre
  • insuficiencia cardíaca congestiva
  • enfermedades desmielinizantes, que implican una erosión de la vaina de mielina que normalmente protege las fibras nerviosas
  • linfoma

Terapia ocupacional

Un terapeuta ocupacional puede ayudar al individuo a aprender formas nuevas y efectivas de realizar las tareas diarias. Esto puede minimizar el estrés en las articulaciones dolorosas.

Por ejemplo, una persona con dedos doloridos puede aprender a usar una herramienta de agarre y agarre especialmente diseñada.

Cirugía

Si los medicamentos y la fisioterapia no ayudan, un médico puede recomendar una cirugía para:

  • reparar las articulaciones dañadas
  • corregir deformidades
  • reduce el dolor

Son posibles los siguientes procedimientos:

  • Artroplastia: en un reemplazo total de articulación, el cirujano extrae las partes dañadas e inserta una prótesis de metal y plástico o una articulación artificial.
  • Reparación de tendones: si los tendones se han aflojado o roto alrededor de la articulación, la cirugía puede ayudar a restaurarlos.
  • Sinovectomía: este procedimiento implica la extirpación de la membrana sinovial si está inflamada y causa dolor.
  • Artrodesis: el cirujano fusionará un hueso o una articulación para disminuir el dolor y realinear o estabilizar la articulación.

Remedios caseros

Varias estrategias pueden ayudar a una persona a controlar la AR.

Descanso

Cuando ocurre un brote, la persona debe descansar tanto como sea posible. El esfuerzo excesivo de las articulaciones inflamadas y dolorosas puede empeorar los síntomas.

Ejercicio

Durante los períodos de remisión, cuando los síntomas son leves, el individuo debe hacer ejercicio con regularidad para mejorar su salud y movilidad en general y fortalecer los músculos alrededor de la articulación.

Los mejores ejercicios son aquellos que no fuerzan las articulaciones, como la natación.

Dieta

Seguir una dieta variada con muchas frutas y verduras frescas puede ayudar a una persona a sentirse mejor y a mantener un peso saludable.

Aplicar calor o frío

Los músculos tensos y dolorosos pueden beneficiarse de la aplicación de calor.

Tratar:

  • tomar un baño o ducha caliente de 15 minutos
  • aplicar una compresa caliente o una almohadilla térmica eléctrica, ajustada en la configuración más baja

El tratamiento con frío puede aliviar el dolor y reducir los espasmos musculares, pero las personas con mala circulación o entumecimiento no deben usar remedios para el resfriado.

Ejemplos incluyen:

  • compresas frías o hielo en un paño, pero nunca ponga hielo directamente sobre la piel
  • remojar la articulación afectada en agua fría

Algunos pueden preferir hacer ambas cosas:

  1. Coloque las articulaciones en agua tibia durante unos minutos, luego sumérjalas en agua fría durante 1 minuto.
  2. Repita durante aproximadamente media hora.
  3. Termina con un baño tibio.

Relajación

Encontrar formas de aliviar el estrés mental puede ayudar a controlar el dolor. Los ejemplos incluyen meditación, imágenes guiadas, respiración profunda y relajación muscular.

Terapias complementarias

El masaje puede ser una forma de aliviar el dolor de la AR.

Algunas personas con AR usan lo siguiente, pero hay poca evidencia científica que confirme que funcionan:

  • acupuntura
  • quiropráctica
  • electroterapia
  • hidroterapia
  • masaje
  • suplementos nutricionales, por ejemplo, aceite de pescado
  • osteopatía

Prevención

Puede que no sea posible prevenir la AR, pero los CDC sugieren lo siguiente:

  • evitar o dejar de fumar
  • mantener un peso corporal saludable

Quitar

La AR es una condición dolorosa y crónica que puede causar daño articular y dificultar que una persona lleve a cabo sus tareas diarias.

Cualquier persona que experimente dolor e hinchazón en dos o más articulaciones debe consultar a un médico, ya que el tratamiento temprano puede reducir el riesgo de problemas a largo plazo.

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