¿Los tratamientos contra el cáncer aceleran el envejecimiento cerebral?

Los tratamientos contra el cáncer pueden funcionar, pero los mismos factores que los ayudan a erradicar los tumores también pueden acelerar los procesos de envejecimiento en el cuerpo, especialmente en el cerebro. Nueva investigación explora.

Los tratamientos para el cáncer de mama dejan su huella en el cerebro años después de su finalización, sugiere un nuevo estudio.

Anteriormente en Noticias médicas hoy, cubrimos un estudio que explica que una experiencia llamada quimiocerebro afecta a muchas personas que se someten a un tratamiento para el cáncer, en particular el cáncer de mama.

El quimiocerebro se produce durante el tratamiento del cáncer y puede durar mucho tiempo una vez finalizado el tratamiento.

Las personas que lo experimentan informan una pérdida de calidad en las habilidades cognitivas, lo que interfiere con su vida diaria.

Otro estudio mostró que los efectos de la quimioterapia, sumados a los del cáncer en sí, pueden afectar numerosas capacidades cognitivas, incluida la memoria.

En un nuevo estudio, investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) profundizan en este tema al trabajar con mujeres que se sometieron a un tratamiento para el cáncer de mama en el pasado.

Estas mujeres, vieron, presentan marcadores de envejecimiento biológico asociados con una función cognitiva disminuida.

Los resultados del estudio, publicados ayer en Cáncer, una revista de la Sociedad Estadounidense del Cáncer, sugieren que los tratamientos contra el cáncer aceleran ciertos procesos de envejecimiento.

El envejecimiento cerebral vinculado a la mala salud celular

Los autores del estudio explican que los tratamientos que prescriben los médicos para el cáncer de mama pueden afectar la salud a largo plazo de una persona, lo que provoca no solo problemas cognitivos, sino también fatiga persistente y dolor físico.

Algunos agentes de quimioterapia, así como la radioterapia, destruyen el cáncer al dañar el ADN de las células cancerosas. Sin embargo, esto también puede dañar el ADN de las células sanas circundantes, acelerando así los procesos de envejecimiento.

El equipo, dirigido por Judith Carroll, profesora asociada de psiquiatría en el Centro de Psiconeuroinmunología Cousins ​​de UCLA, trabajó con 94 mujeres que habían recibido algún tipo de tratamiento contra el cáncer de mama entre 3 y 6 años antes del inicio del estudio.

Analizaron marcadores de envejecimiento biológico, como niveles altos de daño en el ADN, actividad reducida de la telomerasa y telómeros acortados en las células sanguíneas. Los telómeros son las "tapas" que protegen el ADN celular y la telomerasa es una enzima que ayuda a mantener la longitud de los telómeros.

A medida que los telómeros se acortan cada vez más, esto eventualmente envía una señal de que la célula está envejeciendo y pronto morirá. Por lo tanto, la actividad de la telomerasa puede ser un indicador de qué tan bien el cuerpo puede mantener la salud celular.

Los investigadores revelaron que los participantes del estudio que tenían altos niveles de daño en el ADN y baja actividad de la telomerasa también tendían a puntuar más bajo en las pruebas que evaluaban la función ejecutiva.

Además, aquellos con signos de baja actividad de la telomerasa también mostraron poca atención y una disminución en la velocidad motora (movimiento).

"Estos hallazgos", dice Carroll, "son importantes porque brindan más información sobre lo que podría estar sucediendo después del tratamiento del cáncer que afecta el deterioro cognitivo en algunas personas".

“Esta información […] puede conducir a nuevas intervenciones para prevenir estos deterioros cognitivos”, agrega.

Carroll también cree que establecer la conexión entre los marcadores del envejecimiento biológico y los signos de problemas cognitivos posteriores al tratamiento del cáncer podría allanar el camino para futuros estudios que aborden este tema.

"El trabajo es novedoso al identificar factores clave en el envejecimiento biológico y conectarlos con la función cognitiva, lo que inicia nuevas vías de investigación".

Judith Carroll

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