Cómo olvidar recuerdos no deseados

Todos tienen recuerdos que preferirían olvidar, y es posible que conozcan los desencadenantes que los hacen recuperarse. Los malos recuerdos pueden ser la base de una serie de problemas, desde el trastorno de estrés postraumático hasta las fobias.

Cuando un recuerdo no deseado se entromete en la mente, es una reacción humana natural querer bloquearlo.

Hace cien años, Freud sugirió que los humanos tienen un mecanismo que pueden usar para bloquear los recuerdos no deseados de la conciencia.

Más recientemente, los científicos han comenzado a comprender cómo funciona esto.

Los estudios de neuroimagen han observado qué sistemas cerebrales juegan un papel en el olvido deliberado, y los estudios han demostrado que es posible que las personas bloqueen deliberadamente los recuerdos de la conciencia.

¿Cómo se forman los recuerdos?

Algunos recuerdos pueden provocar miedos y fobias.

Para que la mente de una persona almacene un recuerdo, las proteínas estimulan las células cerebrales para que crezcan y formen nuevas conexiones.

Cuanto más nos detenemos en un recuerdo o ensayamos los eventos específicos que rodean al recuerdo, más fuertes se vuelven estas conexiones neuronales.

La memoria permanece allí mientras la revisemos de vez en cuando.

Durante mucho tiempo, la gente pensó que cuanto más antiguo es el recuerdo, más fijo es, pero esto no es necesariamente cierto.

Cada vez que revisamos un recuerdo, vuelve a ser flexible. Las conexiones parecen volverse maleables y luego se restablecen. La memoria puede cambiar un poco cada vez que la recordamos, y se restablece más fuerte y más vívidamente con cada memoria.

Incluso los recuerdos a largo plazo no son estables.

Este proceso de fortalecimiento se llama reconsolidación. La reconsolidación puede cambiar ligeramente nuestros recuerdos para bien o para mal. Manipular este proceso puede hacer lo mismo.

Si algo nos asusta cuando somos jóvenes, el recuerdo de ese hecho puede volverse un poco más aterrador cada vez que lo recordamos, dando lugar a un miedo que puede ser desproporcionado con el hecho real.

Una pequeña araña que nos asustó una vez puede volverse más grande en nuestras mentes con el tiempo. Puede resultar una fobia.

Por el contrario, arrojar una luz humorística sobre un recuerdo vergonzoso, por ejemplo, entretejiéndolo en una historia divertida, puede significar que, con el tiempo, pierde su poder de avergonzar. Un error social puede convertirse en una pieza de fiesta.

¿Por qué los malos recuerdos son tan vívidos?

Muchas personas encuentran que las malas experiencias se destacan en la memoria más que las buenas. Se entrometen en nuestra conciencia cuando no queremos que lo hagan.

Los investigadores han demostrado que los malos recuerdos son más vívidos que los buenos, posiblemente debido a la interacción entre las emociones y los recuerdos. Esto es particularmente cierto cuando las emociones y los recuerdos son negativos.

La neuroimagen ha demostrado a los científicos que el proceso de codificación y recuperación de malos recuerdos involucra las partes del cerebro que procesan las emociones, específicamente la amígdala y la corteza orbitofrontal.

Parece que cuanto más fuertes son las emociones asociadas con la memoria, más detalles recordaremos.

Los estudios de resonancia magnética funcional revelan una mayor actividad celular en estas regiones cuando alguien está pasando por una mala experiencia.

Sustituyendo recuerdos

Los recuerdos no deseados pueden provocar ansiedad.

En 2012, científicos de la Universidad de Cambridge mostraron por primera vez qué mecanismos cerebrales están involucrados en la sustitución y supresión de recuerdos.

Descubrieron que una persona puede suprimir un recuerdo, o forzarlo a que pierda la conciencia, utilizando una parte del cerebro, conocida como corteza prefrontal dorsolateral, para inhibir la actividad en el hipocampo. El hipocampo juega un papel clave en el recuerdo de eventos.

Para sustituir un recuerdo, las personas pueden redirigir su conciencia hacia un recuerdo alternativo.

Pueden hacer esto usando dos regiones llamadas corteza prefrontal caudal y corteza prefrontal ventrolateral media. Estas áreas son importantes para traer recuerdos específicos a la mente consciente, en presencia de recuerdos que distraen.

Suprimir un recuerdo implica apagar partes del cerebro que están involucradas en el recuerdo. Para sustituir una memoria, esas mismas regiones deben participar activamente en redirigir el camino de la memoria hacia un objetivo más atractivo.

Uno de los autores del informe, el Dr. Michael Anderson, compara esto con pisar los frenos de un automóvil o con la dirección para evitar un peligro.

Los investigadores utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para observar la actividad cerebral de los participantes durante una actividad.

Esta actividad implicó el aprendizaje de asociaciones entre pares de palabras y luego tratar de olvidar los recuerdos recordando otros alternativos para sustituirlos o bloqueándolos.

Los resultados mostraron que ambas estrategias son igualmente efectivas, pero que se activan diferentes circuitos neuronales.

En el trastorno de estrés postraumático (TEPT), las personas que han experimentado un evento traumático de la vida están preocupadas por recuerdos no deseados que insisten en entrometerse en la conciencia.

Saber más sobre cómo se puede sustituir o suprimir un recuerdo podría ayudar a las personas con esta afección debilitante.

Cambio de contextos

El contexto mental en el que una persona percibe un evento afecta cómo la mente organiza los recuerdos de ese evento.

Recordamos eventos en relación con otros eventos, dónde ocurrió, etc. Esto, a su vez, afecta lo que desencadena esos recuerdos posteriores o cómo podemos elegir recordarlos.

El contexto puede ser cualquier cosa que esté asociada con un recuerdo. Podría incluir señales relacionadas con los sentidos, como el olfato o el gusto, el entorno externo, eventos, pensamientos o sentimientos en el momento del evento, características incidentales del elemento, por ejemplo, dónde aparece en una página, etc.

A medida que usamos pistas contextuales para recordar información sobre eventos pasados, los científicos han sugerido que cualquier proceso que cambie nuestra percepción de ese contexto puede aumentar o reducir nuestra capacidad para recuperar recuerdos específicos.

Para probar esto, un equipo de investigadores asignó a los participantes la tarea de memorizar conjuntos de palabras, mientras veían imágenes de la naturaleza, como playas o bosques. El objetivo de las imágenes era crear los recuerdos contextuales.

A algunos participantes se les pidió que olvidaran las palabras de la primera lista antes de estudiar la segunda.

Cuando llegó el momento de recordar las palabras, el grupo al que se le pidió que olvidara pudo recordar menos palabras.

Más interesante aún, el seguimiento de fMRI mostró que también tenían menos pensamientos sobre las imágenes.

Al tratar deliberadamente de olvidar las palabras, habían descartado el contexto en el que las habían memorizado. Además, cuanto mayor era el desapego del contexto, menos palabras recordaban. Esto sugiere que podemos olvidar intencionalmente.

Luego, los investigadores instruyeron al grupo a recordar que las palabras no "borraban" las escenas de sus mentes, y continuaron recordando las palabras y pensando en las imágenes.

Los hallazgos podrían ser útiles para ayudar a las personas a recordar cosas, por ejemplo, cuando estudian, o para reducir los recuerdos no deseados, por ejemplo, al tratar el trastorno de estrés postraumático.

Debilitamiento de los recuerdos que provocan fobias.

El tratamiento para las personas con fobias incluye la exposición al elemento que causa miedo. La terapia de exposición tiene como objetivo crear una memoria "segura" del elemento temido, que eclipsa la memoria antigua. Si bien esto funciona temporalmente, el miedo a menudo regresa con el tiempo.

En agosto de 2016, investigadores de la Universidad de Uppsala y el Instituto Karolinska en Suecia demostraron que alterar una memoria puede reducir su fuerza.

En su experimento, las personas que tenían miedo a las arañas fueron expuestas a fotografías de sus amigos de ocho patas en tres sesiones. El objetivo era alterar la memoria perturbándola y luego restableciéndola.

Primero, el equipo de investigación activó el miedo de los participantes al presentar una mini exposición a imágenes de arañas.

Luego, 10 minutos después, los participantes vieron las imágenes durante más tiempo. Al día siguiente, volvieron a ver las fotos.

En la tercera vista, los investigadores notaron que había menos actividad en la parte del cerebro conocida como amígdala.

Esto reflejó un menor nivel de interferencia emocional y una menor tendencia de los participantes a evitar las arañas.

Los científicos concluyeron que la primera exposición hizo que la memoria fuera inestable. Cuando ocurrió la exposición más larga, la memoria se volvió a guardar en una forma más débil. Esto, dicen, evita que el miedo regrese tan fácilmente.

Los investigadores creen que esto podría fortalecer las técnicas para lidiar con la ansiedad y las fobias en los casos en que la exposición por sí sola no proporciona una solución a largo plazo.

¿Una droga para olvidar?

Algunos medicamentos son prometedores para tratar o prevenir el trastorno de estrés postraumático al eliminar los malos recuerdos.

Para complementar los enfoques cognitivos, algunos científicos han sugerido el uso de medicamentos para eliminar los malos recuerdos o el aspecto inductor de miedo que se asocia con ellos.

La D-cicloserina es un antibiótico y también aumenta la actividad del glutamato, un neurotransmisor "excitador" que activa las células cerebrales.

En un estudio, las personas con miedo a las alturas tomaron D-cicloserina antes de una terapia de exposición a la realidad virtual. Una semana y nuevamente 3 meses después, sus niveles de estrés eran más bajos que antes.

En otra investigación, cuando un grupo de personas con TEPT tomaba propranolol en el momento de consolidar una memoria, por ejemplo, justo después de relatar una mala experiencia, tenían menos síntomas de estrés la próxima vez que se activaba la memoria.

El propanolol bloquea la noradrenalina, una sustancia química que juega un papel en el mecanismo de "lucha o huida" y da lugar a síntomas de estrés.

Investigadores de Nueva York llevaron a cabo pruebas en ratas que demostraron que es posible borrar recuerdos únicos del cerebro mediante la administración de un fármaco conocido como U0126, dejando intacto el resto del cerebro.

En un estudio sobre ratones publicado en Naturaleza En 2014, los científicos utilizaron un fármaco conocido como HDACi para borrar los marcadores epigenéticos del ADN que permiten que los malos recuerdos sigan viviendo. Esto podría ayudar a las personas, por ejemplo, con PTSD.

Sin embargo, se necesita más investigación sobre cómo utilizar estos medicamentos de forma segura y eficaz.

Implantando falsos recuerdos

Llevando la manipulación de la memoria un paso más allá, expertos en memoria como Julia Shaw, autora de "The Memory Illusion", han descubierto cómo implantar recuerdos falsos.

Ella comienza, dice, diciéndole a alguien que cuando era joven cometió un crimen, luego agrega capas de información hasta que la persona ya no puede descifrar la realidad de la imaginación.

Shaw dice que hace esto para resaltar cómo se puede abusar de algunos métodos de interrogatorio.

Cuestiones éticas

Tales técnicas no están exentas de preocupaciones éticas.

Las personas sanas podrían usarlos para borrar un evento inconveniente de la mente. Los perpetradores de delitos podrían administrar drogas que borran la memoria a las personas para hacerlas olvidar los eventos.

Después de todo, algunos malos recuerdos tienen un propósito. Pueden evitar que las personas vuelvan a cometer los mismos errores o guiar sus acciones en ocasiones similares en el futuro. ¿Cuánto queremos olvidar?

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