Bicarbonato de sodio: ¿un tratamiento fácil y seguro para la artritis?

El bicarbonato de sodio se ha utilizado como remedio casero durante generaciones debido a sus propiedades antiácidas. Sin embargo, sus beneficios son aún más profundos y una nueva investigación puede explicar por qué es una ayuda eficaz en el tratamiento de enfermedades autoinmunes como la artritis.

¿Cómo puede este alimento básico de la cocina cambiar la respuesta inflamatoria del cuerpo?

El bicarbonato de sodio, también llamado bicarbonato de sodio, es un alimento básico de la cocina que se usa comúnmente como agente de levadura para pasteles.

Dicho esto, también se ha hecho un nombre como remedio casero para diversas afecciones. A menudo se toma media cucharadita de bicarbonato de sodio para aliviar la acidez de estómago o el reflujo ácido, por ejemplo, y esta sustancia también se usa para blanquear los dientes.

En un nuevo estudio, cuyos hallazgos ahora se publican en La revista de inmunología, investigadores de la Facultad de Medicina de Georgia de la Universidad de Augusta revelan exactamente cómo beber una solución de bicarbonato de sodio podría preparar al sistema inmunológico contra enfermedades inflamatorias, como la artritis reumatoide.

Paul O'Connor, fisiólogo renal de la Universidad de Augusta, y sus colegas probaron los efectos que tendría beber una solución de bicarbonato de sodio, primero en ratas y luego en humanos.

Sus experimentos cuentan una historia compleja sobre cómo esta sal proporciona una señal a un tipo especial de célula llamada "células mesoteliales", diciéndoles que el cuerpo está bien y no está bajo ataque, lo que hace innecesario un sistema inmunológico agresivo. Por lo tanto, se evitan las respuestas autoinmunes dañinas.

Bicarbonato de sodio y células mesoteliales.

Las células mesoteliales recubren los órganos internos, así como muchas cavidades diferentes del cuerpo. No solo evitan que los órganos y otros tejidos internos se peguen, sino que también cumplen otras funciones, no todas las cuales se han estudiado en detalle.

En el nuevo estudio, O'Connor y su equipo probaron el efecto que tendría una solución de bicarbonato de sodio primero en ratas y luego en participantes humanos sanos, y notaron que influía en un mecanismo intrigante.

El bicarbonato de sodio “incita” al estómago a producir más ácido gástrico, lo que le permite digerir los alimentos de forma más rápida y sencilla. Pero, además de esto, también parece decirle a las células mesoteliales que recubren el bazo que "tomen las cosas con calma", porque no hay ninguna amenaza.

Básicamente, en palabras de O'Connor, las células mesoteliales aprenden que "lo más probable es que sea una hamburguesa, no una infección bacteriana". Por lo tanto, a su vez, no activan el "ejército" de macrófagos del bazo, o los glóbulos blancos encargados de eliminar los detritos celulares potencialmente dañinos.

"Ciertamente, beber bicarbonato afecta el bazo y creemos que es a través de las células mesoteliales", explica O'Connor.

Las células mesoteliales se comunican con los órganos que recubren mediante pequeñas proyecciones llamadas microvellosidades, y el medio a través del cual envían su mensaje es el neurotransmisor acetilcolina.

"De inflamatorio a antiinflamatorio"

Entonces, ¿qué sucede realmente? Los autores del estudio señalan que quienes bebieron la solución de bicarbonato de sodio experimentaron un cambio en los tipos de células inmunes activadas en el bazo. De hecho, los macrófagos proinflamatorios (M1) disminuyeron en número, mientras que los niveles de células antiinflamatorias (M2) aumentaron.

Los mismos tipos de células también se encuentran en la sangre y los riñones, y el bicarbonato de sodio se usa en el tratamiento de la enfermedad renal crónica. Esta idea llevó a los autores del nuevo estudio a explorar los mecanismos a través de los cuales esta sustancia podría ayudar a mejorar la función renal.

"Empezamos a pensar, ¿cómo retarda el bicarbonato de sodio la progresión de la enfermedad renal?" dice O'Connor.

Al principio, los investigadores analizaron los efectos de la solución de bicarbonato de sodio en un modelo de rata con enfermedad renal, y luego nuevamente en ratas sanas, que actuaron como muestra de control.

Fue entonces cuando los investigadores notaron que los niveles de células M1 en los riñones disminuyeron, mientras que los de las células M2 aumentaron.

Tanto las ratas con enfermedad renal como las sanas presentaron el mismo desarrollo. Y fue este cambio el que marcó la idea de que el bicarbonato de sodio podría influir en la respuesta inflamatoria a nivel celular.

Cuando los investigadores reclutaron a estudiantes de medicina sanos y les pidieron que bebieran la solución de bicarbonato de sodio, se hizo evidente que el efecto antiinflamatorio de esta sustancia se producía tanto en el bazo como en la sangre.

“El cambio de un perfil inflamatorio a uno antiinflamatorio está ocurriendo en todas partes. Lo vimos en los riñones, lo vimos en el bazo, ahora lo vemos en la sangre periférica ”.

Paul O'Connor

¿"Manera segura de tratar la enfermedad inflamatoria"?

Una de las principales revelaciones de los autores fue el hecho de que eran las células mesoteliales las que median las señales antiinflamatorias.

Una teoría de trabajo existente había sido que las señales se transmitían a las células relevantes a través del nervio vago, un nervio craneal largo que se comunica con el corazón, los pulmones y varios órganos del abdomen.

Pero los experimentos revelaron que esta idea era incorrecta. Cuando los científicos intentaron cortar este nervio, esto no afectó el comportamiento de las células mesoteliales. En cambio, se hizo evidente que estas células tenían una comunicación más directa con los órganos que revestían de lo que se pensaba.

O'Connor y su equipo se dieron cuenta de esto cuando notaron que mover el bazo afectaba las células mesoteliales que lo revestían y las señales que modulaban la respuesta inflamatoria se perdían.

"Creemos que las señales colinérgicas (acetilcolina) que sabemos que median esta respuesta antiinflamatoria no provienen directamente del nervio vago que inerva el bazo, sino de las células mesoteliales que forman estas conexiones con el bazo", explica O'Connor.

Los resultados comienzan a proporcionar una respuesta sobre por qué el bicarbonato de sodio puede ayudar con las enfermedades autoinmunes, incluida la artritis, y una mayor investigación sobre estos mecanismos podría ayudar a optimizar los resultados obtenidos a través de este compuesto común.

"Es potencialmente una forma realmente segura de tratar la enfermedad inflamatoria", concluye O'Connor.

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