Síndrome de fatiga crónica: ¿juega algún papel la tiroides?

El síndrome de fatiga crónica sigue siendo un misterio tanto para los profesionales de la salud como para los investigadores, que hasta ahora no han podido identificar sus causas subyacentes. Un nuevo estudio revela que puede haber un vínculo entre la afección y tener niveles bajos de hormona tiroidea.

¿El SFC está relacionado con la actividad de la glándula tiroides?

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), entre 836.000 y 2,5 millones de personas en los Estados Unidos podrían vivir actualmente con el síndrome de fatiga crónica (SFC), que también se conoce como encefalomielitis miálgica.

El SFC se caracteriza por una abrumadora sensación de fatiga, que también puede ir acompañada de dolor, mareos y problemas de concentración.

A pesar del hecho de que esta condición a menudo está relacionada con una calidad de vida significativamente disminuida, muchas personas no obtienen un diagnóstico oficial, y es posible que las que lo obtengan no siempre reciban el tratamiento adecuado; las causas del SFC aún se desconocen.

Es por eso que la investigación sobre el SFC está en curso, y los investigadores se esfuerzan por descubrir los mecanismos biológicos subyacentes que caracterizan esta afección.

Recientemente, investigadores del Centro Médico Universitario de Groningen y del Laboratorio Europeo de Nutrientes en Bunnik, ambos en los Países Bajos, en colaboración con colegas del Instituto Saludable de Madrid, España, lanzaron una nueva teoría.

Creen que la aparición del SFC podría tener algo que ver con los niveles de hormonas tiroideas clave. Esto le ocurrió a la investigadora principal, la Dra. Begoña Ruiz-Núñez, y al equipo porque notaron que, al igual que el SFC, el hipotiroidismo, una afección endocrinológica en la que la glándula tiroides no libera suficientes hormonas esenciales, también se caracteriza por una fatiga intensa y una sensación de letargo.

En su nuevo estudio, cuyos resultados ahora se publican en la revista Fronteras en endocrinología - Ruiz-Núñez y su equipo explican que el SFC y la enfermedad tiroidea tienen una serie de características fisiológicas superpuestas.

Su esperanza es que las similitudes, así como las diferencias, que descubrieron entre estas dos afecciones, podrían eventualmente conducir a tratamientos más específicos para el SFC.

Niveles bajos de hormonas tiroideas.

En el hipotiroidismo, la glándula tiroides, que se encuentra en el cuello, no puede producir suficientes hormonas tiroideas, que ayudan a regular muchas de las funciones metabólicas del cuerpo. Cuando no se liberan suficientes de estas hormonas, el cuerpo se vuelve más lento y no puede funcionar a su velocidad habitual.

En tales circunstancias, para tratar de estimular la actividad de la glándula tiroides, la glándula pituitaria, que se encuentra en la base del cerebro, libera niveles más altos de hormona estimulante de la tiroides (TSH).

Los investigadores detrás del nuevo estudio señalan que en el LCR, como en el hipotiroidismo, la glándula tiroides no libera niveles adecuados de hormonas tiroideas. Sin embargo, en este caso, no se libera TSH adicional en el sistema.

Siguiendo estas pistas, Ruiz-Núñez y sus colegas infirieron que el SFC podría manifestarse como resultado de niveles bajos de hormona tiroidea, independientemente de la enfermedad tiroidea.

Para probar esta hipótesis, los investigadores trabajaron con 197 sujetos, de los cuales 98 habían sido diagnosticados con SFC y 99 no tenían ningún problema de salud sobresaliente. El último grupo de participantes actuó como grupo de control.

Después de comparar los niveles de actividad de las glándulas tiroides, así como los marcadores de inflamación, entre los dos grupos, Ruiz-Núñez y sus colegas encontraron que los participantes con SFC tenían niveles significativamente más bajos de hormonas tiroideas importantes, incluida la triyodotironina (T3) y la tiroxina. (T4). Pero al mismo tiempo, confirmaron que presentaban niveles normales de TSH.

Otras pruebas revelaron que los participantes con SFC tenían un nivel de yodo urinario más bajo en comparación con sus contrapartes sanas. El yodo urinario bajo está asociado con varias deficiencias en el cuerpo humano, así como con problemas relacionados con la glándula tiroides.

Actividad hormonal desconcertante

Las personas con SFC también presentaban inflamación de bajo grado, la respuesta automática del cuerpo a cualquier estímulo dañino percibido. Sin embargo, este grupo de participantes exhibió niveles más altos de lo habitual de la hormona tiroidea "T3 inversa" (rT3), que a menudo se observa en quienes se recuperan después de problemas de salud graves que requirieron hospitalización.

Como explican los autores, rT3 es la consecuencia de un cambio en la producción de hormona tiroidea. Normalmente, la glándula tiroides produce ciertos niveles de T4 y T3, que son dos hormonas que juegan un papel clave en la regulación del metabolismo.

Pero Ruiz-Núñez y su equipo explican que en el caso de las personas con SFC, en lugar de producir T3, el cuerpo convierte T4 en rT3. Esto puede explicar por qué los niveles de T3 se reducen sustancialmente.

“Uno de los elementos clave de nuestro estudio”, dice Ruiz-Núñez, “es que nuestras observaciones persistieron frente a dos análisis de sensibilidad para comprobar la fuerza de la asociación entre el SFC y los parámetros tiroideos y la inflamación de bajo grado. Esto refuerza considerablemente los resultados de nuestras pruebas ".

Con el fin de abordar mejor las necesidades de las personas con SFC y comprender y tratar mejor su afección, los investigadores creen que los profesionales de la salud deben realizar un seguimiento de un historial más profundo del paciente, incluida la duración de la enfermedad.

Ruiz-Núñez y sus colegas también esperan que estudios adicionales puedan hacer avanzar su nueva investigación y confirmar si existe una relación causal entre el SFC y el bajo rendimiento de la glándula tiroides.

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