Descubriendo la ciencia detrás de 'cuerpo sano, mente sana'
Investigadores del Karolinska Institutet en Suecia se familiarizan con la base molecular del dicho "mente sana, cuerpo sano". La clave parece estar en cómo los músculos reducen los niveles de marcadores de estrés en la sangre.
Un nuevo estudio explica cómo la actividad muscular beneficia a todo el cuerpo.Los estudios han demostrado que el ejercicio no solo promueve la quema de grasa, sino que también beneficia la mente.
Incluso antes de que la ciencia entendiera por qué, la realización de actividad física ya se consideraba útil para reducir los síntomas depresivos en algunas personas.
En 2014, por primera vez, un grupo de investigadores del Instituto Karolinska describió exactamente cómo el ejercicio podría beneficiar al cerebro.
El equipo sueco demostró que cuando los músculos se ponían a trabajar durante el ejercicio, producían una enzima que descomponía la quinurenina, un compuesto que está presente en niveles más altos en personas con depresión y otros trastornos mentales.
La enzima producida por el músculo convierte la quinurenina en ácido quinurénico, que no puede atravesar la barrera hematoencefálica. De esta manera, el cerebro está protegido de ciertos cambios inducidos por el estrés que se cree que ocurren en la depresión.
Efectivamente, los músculos limpian la sangre de este compuesto, evitando sus consecuencias negativas en el cerebro.
Examinando la quinurenina con más detalle
Esta semana, el mismo equipo de científicos mencionado anteriormente publica sus hallazgos del último estudio para probar este mecanismo; los resultados se publican en la revista Metabolismo celular.
En su último estudio, profundizan en esta relación y examinan cómo la quinurenina beneficia más que solo el cerebro; su impacto es amplio. El proyecto fue liderado por Jorge Ruas, del Departamento de Fisiología y Farmacología del Karolinska Institutet.
Demuestran que la relación descrita anteriormente es en ambos sentidos, explicando que la misma reducción de quinurenina que ayuda a reducir la depresión también aumenta el metabolismo de las grasas y la respuesta antiinflamatoria.
Para el estudio, el equipo alimentó a las ratas con una dieta alta en grasas que aumentaba sus niveles de azúcar en sangre y les producía sobrepeso. Luego, les dieron a los ratones una inyección diaria de ácido quinurénico, el producto de degradación de la quinurenina. Los ratones tratados con ácido quinurénico continuaron siendo alimentados con una dieta rica en grasas.
A pesar de que no hubo cambios en la ingesta calórica, los ratones dejaron de aumentar de peso y su tolerancia a la glucosa, un marcador de trastornos metabólicos, mejoró.
Este mecanismo puede brindar esperanza
Los investigadores creen que el ácido quinurénico actúa en un receptor conocido como GPR35, que se encuentra en las células grasas y dentro del sistema inmunológico.
Es posible que, a través de la actividad del ácido quinurénico en este receptor, la grasa blanca se convierta en grasa marrón, que puede estimular el metabolismo y reducir los niveles de glucosa en sangre; al mismo tiempo, su capacidad para interactuar con las células inmunitarias puede reducir la inflamación dañina.
“Hemos vinculado las dos partes de la expresión 'mente sana, cuerpo sano'. Nuestra investigación contribuye a comprender por qué el entrenamiento físico beneficia al cuerpo y, a largo plazo, puede conducir al desarrollo de nuevos tratamientos para la obesidad o diabetes."
Jorge Ruas
Esta nueva vía por la cual el ejercicio podría afectar el cerebro, el cuerpo y el sistema inmunológico tiene el potencial de impulsar el diseño de intervenciones innovadoras. Si la modulación de la vía de la quinurenina puede reducir el aumento de peso sin un cambio en la dieta, podría proporcionar un objetivo novedoso para los tratamientos.
Dado que la obesidad y la diabetes continúan siendo un gran problema de salud pública en todo Estados Unidos, es alentador comprender con más detalle cómo se pueden frenar o prevenir.
Sin embargo, como señalan los autores, se trata de ensayos iniciales y queda un largo camino por recorrer; como dice Ruas, "Nuestro siguiente paso es identificar la compleja cadena de moléculas que interactúan y que se ve afectada por la dieta y el entrenamiento".
Esta será una tarea desafiante y detallada, pero el equipo del Karolinska Institutet está decidido a seguir adelante.