Diez riesgos para la salud del consumo excesivo crónico de alcohol

Beber demasiado alcohol con frecuencia es perjudicial para la salud. El alcohol puede tener un impacto en todos los sistemas del cuerpo.

La cantidad de alcohol que bebe una persona, los factores genéticos, el género, la masa corporal y el estado general de salud influyen en cómo la salud de una persona responde al consumo excesivo de alcohol crónico.

Sin embargo, los estudios muestran consistentemente que, en general, el consumo excesivo de alcohol es perjudicial para la salud y es una de las principales causas de muerte prevenible.

Cuando el cuerpo ingiere más alcohol del que puede metabolizar, el exceso se acumula en el torrente sanguíneo. El corazón hace circular el alcohol sanguíneo por todo el cuerpo, lo que provoca cambios en la química y en las funciones corporales normales.

Incluso un solo episodio de consumo excesivo de alcohol puede provocar un deterioro corporal significativo, daños o la muerte. Con el tiempo, el consumo excesivo de alcohol puede provocar el desarrollo de muchas enfermedades crónicas y otros problemas de salud graves.

Se ha descubierto que el alcohol contribuye a al menos 60 condiciones de salud diferentes.

Veamos los diez efectos más comunes del consumo excesivo de alcohol.

Datos rápidos sobre el consumo excesivo crónico de alcohol

Estos son algunos puntos clave sobre el consumo excesivo de alcohol crónico. Más información detallada está en el artículo principal.

  • El consumo excesivo de alcohol es la cuarta causa de muerte evitable en los Estados Unidos.
  • En 2010-2012, alrededor de 38 millones de adultos estadounidenses dijeron que bebían en exceso en promedio cuatro veces al mes, bebiendo un promedio de ocho bebidas por sesión.
  • La definición de consumo excesivo de alcohol es consumir ocho tragos o más por semana para las mujeres y 15 o más para los hombres.
  • Cualquier alcohol consumido por mujeres embarazadas es un uso excesivo.
  • El consumo de alcohol está asociado con delitos violentos.
  • Las personas que comienzan a beber antes de los 15 años tienen cinco veces más probabilidades de volverse dependientes del alcohol que las que comienzan a beber a los 21 años o después.

1. Enfermedad hepática

El consumo excesivo de alcohol puede afectar muchos de los sistemas del cuerpo.

El alcohol se metaboliza principalmente en el hígado, por lo que el hígado tiene un riesgo particular de daño.

El cuerpo metaboliza el alcohol en acetaldehído, una sustancia tóxica y cancerígena.

La enfermedad hepática alcohólica está influenciada por la cantidad y la duración del abuso de alcohol. El consumo excesivo y crónico de alcohol presenta un riesgo sustancial para su desarrollo.

Beber mucho aumenta significativamente el riesgo de hígado graso alcohólico, una consecuencia temprana y reversible de la ingesta excesiva de alcohol. El consumo crónico de alcohol altera el metabolismo de las grasas en el hígado y el exceso de grasa se acumula en el hígado.

Otros efectos en el hígado incluyen inflamación a largo plazo, llamada hepatitis alcohólica. Esto puede provocar tejido cicatricial.

Durante un período que va desde varios años hasta décadas, las cicatrices pueden invadir completamente el hígado, causando que sea duro y nodular. Esto se conoce como cirrosis.

Si el hígado no puede realizar sus funciones de soporte vital, se producirá una falla orgánica múltiple y la muerte. Los síntomas a menudo se desarrollan solo después de que ya se ha producido un daño extenso.

2. Pancreatitis

El consumo excesivo de alcohol puede provocar pancreatitis, una inflamación dolorosa del páncreas que a menudo requiere hospitalización.

Es probable que la inflamación esté relacionada con la activación prematura de proenzimas a las enzimas pancreáticas y la exposición crónica al acetaldehído y otras actividades químicas en el páncreas causadas por la lesión por alcohol.

Alrededor del 70 por ciento de los casos de pancreatitis afectan a personas que beben regularmente grandes cantidades de alcohol.

3. Cáncer

El consumo crónico de alcohol puede aumentar el riesgo de desarrollar diferentes cánceres, incluidos los cánceres de boca, esófago, laringe, estómago, hígado, colon, recto y mama. Tanto el acetaldehído como el alcohol en sí contribuyen a aumentar el riesgo.

Las personas que fuman tabaco además de beber tienen un mayor riesgo de cáncer del tracto gastrointestinal superior y del tracto respiratorio.

4. Úlceras y problemas gastrointestinales

El alto consumo de alcohol está relacionado con el hígado graso alcohólico.

El consumo excesivo de alcohol puede causar problemas con el sistema digestivo, como úlceras de estómago, reflujo ácido, acidez de estómago e inflamación del revestimiento del estómago, conocida como gastritis.

A medida que el alcohol pasa inicialmente a través del tracto gastrointestinal, comienza a ejercer sus efectos tóxicos.11 El daño al sistema digestivo también puede provocar hemorragias internas peligrosas por agrandamiento de las venas del esófago relacionadas con la enfermedad hepática crónica.

El alcohol interfiere con la secreción de ácido gástrico. Puede retrasar el vaciamiento gástrico y puede afectar los movimientos musculares en todo el intestino.

El tracto gastrointestinal sufre una cantidad considerable de daño por el alcohol.

5. Disfunción del sistema inmunológico

Beber demasiado debilita el sistema inmunológico, lo que hace que el cuerpo sea vulnerable a enfermedades infecciosas, como neumonía y tuberculosis.

El alcohol provoca cambios en los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas.

Puede producirse una caída en el recuento de glóbulos blancos debido al alcoholismo. Esto sucede porque se suprime la producción de glóbulos blancos del cuerpo y las células quedan atrapadas en el bazo.

Cada episodio de consumo excesivo de alcohol reduce la capacidad del cuerpo para protegerse de las infecciones. La exposición a grandes cantidades de alcohol y el consumo excesivo y crónico de alcohol afectarán negativamente la producción y el funcionamiento de los glóbulos blancos con el tiempo.

Habrá un mayor riesgo de neumonía, tuberculosis (TB), infección por VIH y otras afecciones.

6. Daño cerebral

El alcohol se asocia con visión borrosa, pérdida de memoria, dificultad para hablar, dificultad para caminar y tiempo de reacción más lento. Todo esto se debe a sus efectos en el cerebro.

Altera los receptores cerebrales y los neurotransmisores e interfiere con la función cognitiva, el estado de ánimo, las emociones y las reacciones de una persona en múltiples niveles.

Debido a que el alcohol es un depresor del sistema nervioso central (SNC), causa dificultad para procesar la información y plantea desafíos para resolver problemas simples.

El efecto del alcohol sobre los receptores de serotonina y GABA puede causar cambios neurológicos que podrían conducir a una reducción en el miedo normal de una persona a las consecuencias de sus propias acciones, contribuyendo a la toma de riesgos o comportamientos violentos.

El alcohol también altera la coordinación motora fina y el equilibrio, lo que a menudo provoca lesiones por caídas. Beber en exceso puede causar "apagones" o la incapacidad de recordar eventos. El consumo excesivo de alcohol a largo plazo puede acelerar el proceso de envejecimiento normal del cerebro, lo que resulta en una demencia temprana y permanente.

Hasta los 24 años, el cerebro todavía se está desarrollando. Como resultado, los adultos jóvenes son especialmente vulnerables a los efectos dañinos del alcohol.

7. Desnutrición y deficiencias vitamínicas

La bebida disfuncional conduce a la desnutrición y deficiencias de vitaminas.

Esto puede deberse en parte a una mala alimentación, pero también a que los nutrientes no se descomponen correctamente. No se absorben adecuadamente del tracto gastrointestinal a la sangre y las células del cuerpo no los utilizan de manera eficaz.

Además, la capacidad del alcohol para interrumpir la producción de glóbulos rojos de la médula ósea y causar sangrado por úlceras gástricas puede conducir al desarrollo de anemia por deficiencia de hierro.

8. Osteoporosis

El consumo excesivo de alcohol a largo plazo puede causar una forma de demencia que afecta la memoria, el aprendizaje y otras funciones mentales.

El consumo crónico de alcohol en exceso, especialmente durante la adolescencia y la edad adulta temprana, puede afectar drásticamente la salud ósea y puede aumentar el riesgo de desarrollar osteoporosis, con pérdida de masa ósea, más adelante en la vida.

La osteoporosis aumenta el riesgo de fracturas, especialmente en el fémur proximal de la cadera.

El alcohol interfiere con el equilibrio del calcio, la producción de vitamina D y los niveles de cortisol, lo que se suma al posible debilitamiento de la estructura ósea.

Las personas que beben en exceso tienen más probabilidades de fracturarse una vértebra que las que no lo hacen.

Beber grandes cantidades de alcohol durante la adolescencia aumenta el riesgo de osteoporosis en el futuro.

9. Enfermedades cardíacas y salud cardiovascular

La presión arterial alta puede hacer que la presión arterial sea alta al desencadenar la liberación de ciertas hormonas que causan la constricción de los vasos sanguíneos. Esto puede afectar negativamente al corazón.

La ingesta excesiva de alcohol se ha relacionado durante mucho tiempo con múltiples complicaciones cardiovasculares, como angina, presión arterial alta y riesgo de insuficiencia cardíaca.

El accidente cerebrovascular es una complicación potencialmente mortal del consumo excesivo de alcohol. Las fluctuaciones en la presión arterial y los aumentos en la activación plaquetaria son comunes durante la recuperación del cuerpo de un atracón. Esta combinación mortal aumenta la posibilidad de un accidente cerebrovascular isquémico.

10. Accidentes y lesiones

Beber alcohol en cualquier cantidad está relacionado con accidentes automovilísticos, violencia doméstica, caídas, ahogamiento, lesiones ocupacionales, suicidio y homicidio.

La capacidad de conducir puede verse afectada con tan solo una bebida, y es probable que una persona que bebe en exceso sufra una lesión más grave en un accidente.

El consumo crónico o excesivo de alcohol representa un enorme riesgo para la salud. Beber demasiado, ya sea en una ocasión o durante un período prolongado, puede provocar daños corporales graves e irreversibles.

Ningún patrón de consumo de alcohol está completamente libre de riesgos, y no existe un método confiable para predecir cómo o cuándo una persona se verá perjudicada como resultado del consumo excesivo de alcohol de forma crónica.

Investigación

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